26 de mayo de 2008 | |

Venidas abajo

Vengo de hacer un inpass entre el domingo pasado y el sábado que viene. Una manera como cualquier otra de dejar la hiperresponsabilidad que nos carga la espalda. Lo he hecho. He machacado la bici y me he olvidado un poco del mundo en el spa. Hasta que he vuelto a la realidad en el vestuario. Una llamada. Algo no se cura bien y yo añado más razones a la dermatitis nerviosa que tengo extendida por todo el cuerpo.

Ayer me acordé de una frase después del examen: Quien no arriesga no gana. Pero esto no es una sala de juegos y yo hice lo contrario, calculé mi estrategia y no arriesgué, aposté sobre seguro. Pocas preguntas contestadas pero correctas bien pueden ser la clave para aprobar un examen difícil al que le tenía ganas. Muchas. Las condiciones de estudio habían sido pésimas, pero el esfuerzo titánico, el sacar fuerzas de flaqueza a veces dan resultado. A veces me equivoco con esos planteamientos obcecados. Ahora espero la plantilla con una certeza muy negativa. Me paro, pienso de nuevo: tengo que seguir estudiando, pero en mejores condiciones. Esto no puede seguir así. Esto es una carrera de fondo, sí, pero no se puede seguir tirando sufriendo una pájara.

Hoy me he despertado sin creer que ya fuera lunes y que el fin de semana que viene venga con dos exámenes. De ahí el Inpass. He recibido un mail de alguien que me conoce...Carmen, deja ya de mirar las preguntas del examen...y he recordado otra frase: Si tiene solución, ¿por qué te preocupas? y si no tiene solución ¿por qué te preocupas?...pues eso, que lo de ayer no tiene vuelta de hoja y la vista hay que ponerla en el siguiente. Que las heroicidades no siempre aseguran el triunfo. Y que he de hacer más a menudo el ejercicio de recordar que, aunque vaya por la vida como si fuera un elemento programado, también soy humana.

5 comentarios:

Cristina dijo...

Puffff, estas situaciones son muy delicadas. Creo que todos hemos vivido esa sensación de no poder más, de no querer ver a los lados del camino porque el agobio aumenta...Somos humanos y hacemos lo que podemos. No sólo tienes que dejar de mirar las preguntas del examen, sino que además recuérdate que haces lo que puedes y más. No te puedes exigir más, y de hecho, a la larga, no sólo debes valorar el resultado, sino el sacrificio y esfuerzo invertido. El camino es tan importante como el destino. De lo contrario es para desquiciarse.

Muchos besitos, guapa, y ánimos!

Mentxu dijo...

Estas rachas 100% autocompasivas es lo que tienen...al menos aún no he llegado al límite y no me he entregado a la lectura de libros de autoayuda. Para eso están los amiguetes que me aguantan los lloriqueos vía blog, vía teléfono y que me dedican un te voy a dar dos hostias como sigas así de negativa amenazante a la par que cariñoso.

Por cierto. Cambiando a temas más animados. Me han dicho que la velada frikitecaria Barna la nuit fue estupenda. Espero crónica y reportaje fotográfica de makis.

Un beso y gracias por los ánimos guapa!

Cristina dijo...

Espero crónica y reportaje fotográfica de makis.

Estamus en elluuuu...aunque me temo que andamos todos muy perezosos, y la cosa irá pá largo...:DDD

Anónimo dijo...

Es difícil ponerse en su situación. La temática es desconocida para el que suscribe. Pero el grado de sufrimiento, creo que todos los hemos pasado alguna vez, aunque sea en otras materias.

Ánimo le deseo. Seguro que todo irá mejor de lo que piensa.

Mentxu dijo...

Alba difusísima,

supongo que sí, que todo el mundo llega a ese punto álgido en el que sólo quiere gritar, sea por una razón o por otra, ya que cada uno tiene unas circunstancias. El procedimiento es el siguiente: tocas fondo, gritas, te desahogas y vuelves a empezar.

En ello estamos.

Graciassss.