13 de mayo de 2008 | |

Pasapalabra

Considero, modestia aparte, que no tengo un vocabulario pobre, pero lo cierto es que muchas veces leo y me doy cuenta de que en castellano, aun siendo nuestra lengua materna, puede pasarnos como con otro idioma que no manejemos a la perfección, que eres capaz de leer y entender ciertas palabras que, sin embargo, nunca utilizas, bien porque no te vienen a la cabeza, porque son excesivamente antiguas, o porque si se te escapan, corres el peligro de que nadie te entienda y te mire con cara de ¿mande?, excepto cuando tu interlocutor es un cultureta digno de que le otorguen sillón en la RAE y tienes que andarte con cuidado de recordar y emplear en la conversación el máximo de palabras en desuso para estar a la altura.

Hace poco me ví envuelta en una de esas conversaciones bibliotecario-cenutrousuario (va por
frikitecaris) que quedan para el anecdotario. Una adolescente de aproximadamente 14 años, leyó en la carátula de un DVD que iba a llevarse en préstamo, que esa película era una visión mordaz de no sé qué cosa...la chica me preguntó ¿qué es mordaz? y en ese momento se activaron conjuntamente el María Moliner que llevo dentro y el orgullo opositor de no fallar la respuesta bajo ningún concepto.

- ¿Mordaz?...estoooo...¿sabes lo que es irónico?
Gesto negativo con la cabeza
- ¿sabes lo que es sarcástico?
Gesto negativo con la cabeza
- ¿y satírico?
Gesto negativo con la cabeza

En ese momento yo estaba por decir pasapalabra, pero no quería que la muchacha se quedara con la duda, así que lo intenté por la vía simple, la definición inventada sobre la marcha.

- Algo contado con un humor muy fino, con un punto de maldad.

La chica asintió tímidamente, cogió su DVD y se fue, no sé si entendió algo en ese momento o si tuvo que ver la película para comprender el significado de la palabreja en cuestión.
Luego me asaltaron las dudas de no saber si yo con 14 años sabía el significado de aquellas palabras o si por el contrario, las nuevas generaciones vienen sin el disco de expansión de vocabulario mínimo necesario para desenvolverse en la vida. También me arrepentí de no haber sacado el carácter que precisan estas situaciones, haberme recolocado las gafas, reajustado el moño y haberle dicho que ya que estaba en la biblioteca se dirigiera a la estantería donde crían polvo los diccionarios.

Tuve mis razones para no hacer ese movimiento, de lo contrario, me apuesto lo que quieran a que hubiera tenido que enseñarle in situ cómo se busca en uno de esos libros gordos que vienen ordenados por orden alfabético, o peor, no hubiera aceptado acompañarme en esa aventura del saber alegando que prefería llegar a casa y buscarlo en Internet.

4 comentarios:

Cristina dijo...

haberle dicho que ya que estaba en la biblioteca se dirigiera a la estantería donde crían polvo los diccionarios

Si es que son de un vago...a veces el problema no es no saber qué es una cosa, sino ni querer saberlo. Eso lo veo últimamente mucho: si no sé hacer una cosa (algo tan ínfimo como buscar en un diccionario), nadie puede decirme que lo haga. Y aprender sería pedir mucho.

Eks.

Mentxu dijo...

Pues sí, y además hace tiempo que yo observo una actitud generalizada que se ha convertido en un binomio terrible, el de la vagancia sumada al servilismo, es decir, "no sé hacer algo, y aunque yo no ponga de mi parte, has de ser tú, el currito que ocupa la mesa, el que has de servirme (no ya atenderme)con agrado".

Gajes del oficio Cristina. Aún no lo hemos asumido y por eso nos quejamos.

Mentxu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristina dijo...

Gajes del oficio Cristina

Pues a mí cualquier día me revienta el lóbulo frontal...jartita me tienen...