20 de enero de 2011 | | 0 comentarios

El día de la independencia

Frente a la estadística de días normales que tiene la vida, hay momentos que marcan un antes y un después y, sin duda, uno de esos días es el aquel en el que sales de casa con la intención de quemar una etapa.

En estos días me estoy trasladando de casa y estoy experimentando un montón de sentimientos encontrados, por un lado, uno no deja de sentir que ha llegado el momento, que como me dijo alguien el otro día abandonas tu casa pero vas a vivir tu vida, aquella en la que se acabaron las comodidades del todo hecho, pero que también pasa a ser tu territorio, tu feudo, con lo bueno y lo malo que eso conlleva.

Pero eso no evita que haya una nostalgia que te hace mirar atrás, añorar como nunca la habitación que abandonas y que para ti ha constituido el mundo entero, la casa en la que has crecido con tus hermanos y con tus padres. Ser la pequeña te hace decir adiós y mirar de reojo al que se queda, que sabe que la vida es así, pero eso tampoco evita la tristeza del nido vacío.

Pero al fin y al cabo...independencia y sobre todo...convivencia. Un nuevo compañero, unas nuevas costumbres y todo eso que cada cual te aconseja para la ocasión: paciencia, negociación, saber ceder y todas esas cosas que hay que poner en la base para que el resto del pastel no se tambalee.

Vamos a hacerlo lo mejor que podamos y vamos a intentar, sobre todo, ser felices en esta nueva etapa.

9 de enero de 2011 | | 1 comentarios

Nuevas formas de año nuevo

Tengo que reconocer que la alternativa navideña de este año ha sido perfecta. Aunque confieso que me resultó un poco raro desanclarme de las formas tradicionales de celebración de fin de año y año nuevo, el resultado no pudo ser mejor. Una vez celebrada la nochebuena en su vertiente más tradicional y familiar, pusimos rumbo a Las Palmas de Gran Canaria el mismo día que 2010 llegaba a su fin, en tan sólo unas horas estábamos a 15 grados más de lo acostumbrado, en una terraza estupenda desde la cual divisábamos toda la ciudad y sus confines, agasajados por un amigo y su familia de la forma más espléndida que uno pueda imaginar y agradecer. En definitiva, un lugar nuevo, unos acompañantes diferentes y un año a estrenar una hora más tarde como mandan las leyes del "una hora menos en la Comunidad Canaria".


El día de año nuevo como nunca: en la playa. Concretamente en Maspalomas. El faro, las dunas y también el viento y las piedras que traía la playa, hicieron del primer baño del año un momento algo accidentado, pero momento con mayúsculas al fin y al cabo. Excelente comida de año nuevo en un chiringuito rodeado de guiris, excelente conversación y compañía...planes de que esto no sea excepcional y se repita.


Por la noche, paseo de rigor por el precioso y colonial barrio de Vegueta con un guía insular derrochando historia y conocimiento de calles y localizaciones, para acabar cenando en un sitio canario pero no tanto, el Macabeo, una sugerencia para tener en cuenta si alguien pisa la capital de la isla.

El día 2 de enero también fue día de playa a 27 grados que fueron disfrutados en una playa urbana pero de las mejores que yo haya visto: Las Canteras. Ambiente dominical y aunque no lo parezca, de enero: una playa llena a rebosar, baños en el agua fresquita pero no congelada y comida en el paseo antes de poner rumbo al aeropuerto a poner fin a un fin de semana relámpago pero bien aprovechado y cundido. Esperemos que los pensamientos de año nuevo se hagan realidad y alguna que otra isla nos invite a pasar otro invierno, tengo que asegurar que la inyección de energía que da el sol es impresionante.

P.D. A pesar del mayúsculo enfado, gracias Uri.