29 de junio de 2011 | | 1 comentarios

Cosas que se encuentran en una mudanza...

A veces, entre las cajas, entre los libros, aparecen esos trozos de papel, agendas o cualquier tipo de soporte que nos recuerda que una vez teníamos algo que hacer o algo que recordar. Con el trajín de la mudanza, entre las páginas de un bloc de notas apareció una cuenta de twitter a mi nombre, la fecha aproximada: año 2007, por lo que sospecho que en el dilema del huevo o la gallina, en mi caso, twitter fue antes que facebook, con el detalle de que con la misma ligereza con la que abrí una cuenta twitter, la ignoré para siempre.


Así que ante tal encuentro, no pude resistirme y entré en la cuenta, modifiqué el perfil, añadí una foto y ahora tengo una cuenta de twitter puesta a punto para ser utilizada con el fervor con el que se han de utilizarse estas herramientas si no quieres ser un analfabeto de las nuevas tecnologías y redes sociales.


Así que con ganas de adentrarme en el mundo del mensaje conciso e inmediato, el retwitteo y demás palabrejas de nuevo cuño, os dejo la dirección de mi perfil en twitter, por si alguien tiene el gusto de seguirme y a la vez, tenerme como seguidora.





26 de junio de 2011 | | 0 comentarios

Mudanzas

Domingo por la mañana. Mala noche de sueño. No sé si las sábanas nuevas que andan un poco tiesas todavía tras dejar el envoltorio, no sé si los ruidos y silencios nuevos, no sé si el cansancio mismo de una mudanza que a estas horas ya va por su cuarto día. El caso es que no sé. Me levanto de la cama, ando por una casa que hemos estado acondicionando durante trece meses antes de que llegara esta primera noche en la que irse a dormir y despertarse. Busco algo de desayuno, miro los millones de libros y DVD que están repartidos por el suelo y me cercioro de que no hay nada en su sitio. Todo está por encontrarse. Como yo. Como nosotros.

Siento la aleta herida de los cambios. El piso nuevo, el barrio por descubrir y reconozco el corazón apretujado, contraído. Es algo muy personal, de un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que mi punto inmaduro está en los grandes cambios y ahora que queda un tiempo largo por delante en esta casa, me vuelve el mismo sentimiento que cuando abandoné el hogar paterno hace unos meses. La independencia, esa salida necesaria en la vida, ha dado paso a otro traslado. Ahora que acababa de acostumbrarme a otro lugar, vuelven las cajas, los paquetes, el no saber dónde pusiste aquello, el a saber qué hacer con esto, el tirar lo innecesario para que no te estorbe.

Ahora que escribo esto admito que lo que me aterra es la palabra caja. Ese contenedor de apariencia sencilla encierra una multitud de significados. Las cajas que se llenan y se vacían, que llevan y que traen, que acercan y que alejan. Las cajas comunes o las compartidas. Las cajas frágiles que hay que dejar con cuidado en el suelo. Las cajas que van al trastero para ser profundamente olvidadas porque no tenemos el valor de tirarlas a la basura aunque sepamos que nunca jamás las abriremos. Todo cabe en una caja. Nuestra vida cabe en una caja. Pura verdad.

Para tranquilizarme me repito que todo volverá a su sitio, que todo acabará encontrando el lugar en el que sentirse cómodo y sentir que pertenecemos a esta casa, como podríamos pertenecer a cualquier otra y sin embargo la vida nos ha traído hasta aquí. Ante todo, me repito, todos sabemos que nuestro lugar no está delimitado por las paredes, ni por la puerta de entrada, ni siquiera por el número del portal. La realidad es que nuestro verdadero lugar ha de ser aquel en el que habita el que comparte con nosotros la etiqueta que identifica cuál es nuestro buzón.




20 de junio de 2011 | | 1 comentarios

Irresistible low cost

Lo de los billetes low cost es un vicio. Una vez que empiezas, ya no puedes parar. Comienzas mirando vuelo para un destino concreto que te apetece visitar y acabas comprando vuelos a donde quiera que sea porque estaban a 4 euros.

Un ejemplo: este verano Uri me sorprendió en diciembre con un viaje para agosto. La verdad es que no habíamos hablado de las vacaciones (en diciembre, lo de agosto suena remoto) y de pronto, aparecieron en mi buzón dos billetes a Estocolmo. El precio es absolutamente escandaloso (en sentido inverso) y uno no tiene más remedio que pensar que dónde va a estar más a gusto que en Suecia con una temperatura primaveral por un precio con el que dificilmente llegarías por cualquier medio de locomoción a cualquier playa española. Así que allá nos vamos, a disfrutar del norte, a hacernos los suecos durante unos días.

Lo siguiente es que una vez que empiezas ya no hay vuelta atrás y te picas. Acabas mirando vuelo para tal fecha, total, por si hay algo interesante y entonces es cuando aparece ante tus ojos un vuelo a Bolonia por 6 euros, la vuelta es un poco más cara, pero en total, ida y vuelta sale por menos de 60 euros...Bolonia...pues allá que nos vamos. Total, por ese precio...

Rizamos el rizo. A Burdeos nos vamos vía Easyjet y a Alicante, vía ryanair, sin competencia que valga por parte de Renfe o la empresa de autobuses. Ni siquiera compensa coger el coche cuando haces el viaje solo.

Cuatro destinos en un verano y entre todos poco más de 200 euros. Así es imposible estarse quieto.

8 de junio de 2011 | | 0 comentarios

Reflexionemos

Últimos coletazos de la acampada. El movimiento 15M instalado en Sol leva anclas y se va, no sé sabe muy bien a dónde, las posibilidades se inclinan hacia una acampada itinerante por la plazas de España, por un puesto fijo en el lugar donde germinó una idea que secundó una multitud e incluso quedan unos cuantos radicales que dicen que no se van, que el asentamiento es un símbolo que no debe desaparecer.


Opino que desde hace algunos días se estaba perdiendo el hilo. El movimiento estalló, tuvo una gran repercusión, un seguimiento social que se palpaba, pero poco a poco, como casi todo lo que ocurre, pronto acaba siendo sustituido por una noticia de mayor alcance o más reciente. Me ha parecido que la acampada perdía fuelle, que muchos secundamos la idea y la aplaudimos, pero que, desgraciadamente, en esta época de inmediatez y rapidez, todo está destinado a desinflarse, y en este caso, el movimiento debería transformarse en idea, en propuesta, en asociación, partido político, comisión o cualquier cosa que permita la adhesión de ciudadanos y canalización de ideas para su posterior encauzamiento administrativo o político.


Mientras esto ocurre, el movimiento ha permitido que durante estos días las conciencias se remuevan y grandes comunicadores escriban lo que muchos ciudadanos pensamos. Los puntos son claros y comunes: la corrupción, el despilfarro, la especulación, el desinterés de la clase política hacia la gestión limpia y transparente.


Ahí les dejo un artículo de Antonio Muñoz Molina de esos que a uno le gustaría escribir en un periódico, en una carta al director o en un blog de medio pelo como puede ser éste porque lo suscribe desde la primera a la última palabra y porque es necesario que se diga en voz alta todas las veces que sea posible y necesario para que todo el mundo, sea de izquierdas o de derechas, exija una forma de organización política que no desvirtúe la palabra democracia. A falta del don para la escritura que tiene en este caso Muñoz Molina, sólo nos queda leer y sobre todo, reflexionar.