Tengo que reconocer que la alternativa navideña de este año ha sido perfecta. Aunque confieso que me resultó un poco raro desanclarme de las formas tradicionales de celebración de fin de año y año nuevo, el resultado no pudo ser mejor. Una vez celebrada la nochebuena en su vertiente más tradicional y familiar, pusimos rumbo a Las Palmas de Gran Canaria el mismo día que 2010 llegaba a su fin, en tan sólo unas horas estábamos a 15 grados más de lo acostumbrado, en una terraza estupenda desde la cual divisábamos toda la ciudad y sus confines, agasajados por un amigo y su familia de la forma más espléndida que uno pueda imaginar y agradecer. En definitiva, un lugar nuevo, unos acompañantes diferentes y un año a estrenar una hora más tarde como mandan las leyes del "una hora menos en la Comunidad Canaria".
El día de año nuevo como nunca: en la playa. Concretamente en Maspalomas. El faro, las dunas y también el viento y las piedras que traía la playa, hicieron del primer baño del año un momento algo accidentado, pero momento con mayúsculas al fin y al cabo. Excelente comida de año nuevo en un chiringuito rodeado de guiris, excelente conversación y compañía...planes de que esto no sea excepcional y se repita.
Por la noche, paseo de rigor por el precioso y colonial barrio de Vegueta con un guía insular derrochando historia y conocimiento de calles y localizaciones, para acabar cenando en un sitio canario pero no tanto, el Macabeo, una sugerencia para tener en cuenta si alguien pisa la capital de la isla.
P.D. A pesar del mayúsculo enfado, gracias Uri.
1 comentarios:
De nada. Jeje.
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