6 de mayo de 2008 | |

Buenas causas

No se me ocurriría hacer campaña para convencer a nadie de algo de lo que yo no estoy absolutamente convencida y aunque los usuarios de este blog puedan contarse con los dedos de las dos manos (contando con activos y pasivos, eso creo), no voy a desdeñar la oportunidad de servir a un fin social.

Yo, donante activa, que cumplo cuando puedo con el ritual de donar cada 3 meses y no pierdo la oportunidad de convencer a los que me rodean de que la donación debería convertirse en un deber ético, acabo de volver a recibir la noticia de escasez de sangre que me llega cada pocos días por mail, sms o cualquier tipo de soporte publicitario.

Entiendo las fobias, el mal trago, las circunstancias de cada uno, pero no entiendo a esas personas perfectamente sanas que van periódicamente a hacerse un análisis de sangre para conocer su estado de salud y no son capaces de hacer exactamente lo mismo por el bien de otros pacientes enfermos que puedan necesitarlo.


Acabo de leer, otra vez, que los bancos de sangre están bajo mínimos en la Comunidad de Madrid, que se están demorando operaciones por ello y lógicamente, aunque la noticia haya perdido impacto debido a su repetición cíclica, me ha pillado en ese momento delicado en el que la misma donación que yo hago periódicamente con el simple ánimo de ser solidario con un ciudadano anónimo, me gustaría que se revirtiera mañana en una persona próxima en caso de necesidad.

Piénsenlo, sólo son 15 ó 20 minutos de su tiempo para una buena causa.

3 comentarios:

Aurelius75 dijo...

Carmen,

primero, me disculpo por la osquedad de mi último comentario: No lo estoy pasando bien.

Me parece elogiable donar cada tres meses tu sangre para que otros sigan a nuestro lado.

Durante la larga enfermedad de mi padre recibió cantidades ingentes de sangre, y nunca estaré lo suficientemente agradecido con los donantes. Y aunque mi padre, irremediablemente, falleció, postro mi amor más sincero ante ti: como representante conocido de todos esos héroes que salváis vidas.

Me encantaría donar, pero desde la muerte de mi padre rompo a llorar cuando paso al lado de un hospital o equivalente. Me cuesta hasta ir a el médico. Se me cae el alma al suelo.

Perdonadme...

Mentxu dijo...

Eduardo Aurelio, estás disculpado. Lo mismo parezco un manual malo de autoayuda, pero hay que empezar a cambiar ese tono y eso nadie lo puede hacer por ti.

Cristina dijo...

Jo. Yo soy hipotensa con antecedentes de desmayos, así que no me dejan donar sangre :( snifff...