A continuación comienza un descenso de 673 metros, por lo que las rodillas también sufren lo suyo. A pesar de ello, recuerdo que fue un camino bastante agradable, sobre todo por el tiempo, ése sería el último día de sol, los siguientes nos acompañarían las nubes y los chubascos. También fue el día en el que descubrí mi primera ampolla, a la que seguirían otras dos más.
Llegamos a Triacastela al mediodía, justo a tiempo para comer churrasco al solecito de una terraza. Recuerdo que pasaba el tiempo y no había quien nos levantara de allí. Nos alojamos en un albergue privado de nuevo porque nos habían comentado que el municipal no estaba muy bien, pero luego resultó que no, que el de la Xunta estaba muy bien y que las habitaciones eran sólo de cuatro personas. No obstante, no estuvimos mal, dormíamos seis y teníamos acceso a Internet, que para matar el tiempo en esas tardes sin nada que hacer más que descansar, no está nada mal.
2 comentarios:
Interesante la foto de las vacas.
Obviamente mno va por vosotras. Que bastante delgadas estáis ya con tanto trajín andante.
Muy chulo el recorrido.
Será por vacas en el Camino! A nosotras nos sobraba pantalón al final del camino, pero al llegar aquí, la báscula indicaba el mismo número de siempre...misterios de la vida.
Besos!
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