Lo primero que recuerdo de la llegada a O'Cebreiro al mediodía fue nuestro encuentro con los tres jubilados malagueños, salieron a nuestro paso para preguntarnos si la llegada había sido muy dura y estuvimos hablando un momento, nos hicimos unas fotos mutuamente y luego nos los volvimos a encontrar en Sarria y en muchos más sitios.
Tras la llegada nos fuimos directamente al albergue que quizás sea el que más recordaremos pasado el tiempo. Un edificio de piedra en bastante buen estado donde dormimos en la misma sala 78 personas aquella noche. Por las fechas, la cantidad de mujeres es muy escasa y que sean españolas es una rareza, así que la noche fue una sinfonía de ronquidos tremendos a los que la gente abucheaba directamente.
Por la noche, mientras cenamos, conocimos a los sevillanos, un padre con sus dos hijos con los que también coincidiríamos hasta el final y que tenían una capacidad increíble para ir agrupando a la gente con la que se iban encontrando.
2 comentarios:
Madre mía, ¡18 km cuesta arriba! Me duele sólo de pensarlo.
A su vuelta se ha merecido, por lo menos, un masajito y un rato de relax en un spa ;)
Pues sí...yo creo que la que hizo ese recorrido no he sido yo, sino una doble...madre mía, el cuerpo aguanta lo que le echen...
Eso sí, ahora espero que le echen otra cosa que no sean kilómetros, por ejemplo alguna de las cosas que me sugieres.
Besos!
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