Nuestro punto de partida del Camino fue Villafranca del Bierzo. Nuestra idea era comenzarlo en Ponferrada, una etapa antes, pero antes del viaje, cuando repasamos los kilómetros, nos dimos cuenta de que no habíamos reparado en una etapa que tenía nada menos que 40 kilómetros y que necesariamente, teníamos que partir en dos, y que por lo tanto, nos faltaba un día.
El día 4 de mayo cogimos un autobús en la estación de Méndez Álvaro a las 10.30 de la mañana y llegamos a Villafranca a las 16.15, hacía un sol espléndido y tomamos la sabia decisión de cargarnos las mochilas y comenzar a andar aquella misma tarde con la idea de quitarle 10 kilómetros a la etapa del día siguiente y que es la más dura del camino francés: la subida a O'Cebreiro.
El día 4 de mayo cogimos un autobús en la estación de Méndez Álvaro a las 10.30 de la mañana y llegamos a Villafranca a las 16.15, hacía un sol espléndido y tomamos la sabia decisión de cargarnos las mochilas y comenzar a andar aquella misma tarde con la idea de quitarle 10 kilómetros a la etapa del día siguiente y que es la más dura del camino francés: la subida a O'Cebreiro.
Con esos diez kilómetros llegamos a Trabadelo, un pueblo pequeñísimo donde, a falta de albergue municipal, nos alojamos en el privado Crispeta y que era más bien una casa rural. En la habitación dormíamos ocho en literas y allí conocimos a Ingrid, una mujer alemana que venía desde la frontera con Francia y que nos explicó que venía con un grupo de mujeres que habían padecido cáncer de pecho. Una mujer encantadora a la que nos encontramos casi todos los días en algún punto del Camino hasta llegar a Santiago.
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