7 de enero de 2009 | |

De pluma femenina

En la Feria del libro del año 99, cuando aún me duraba la tristeza porque unas míseras centésimas no me habían dejado hacer la carrera que quería, Maruja Torres me dedicó su libro Mujer en guerra con las siguientes palabras: A Carmen, este libro que quizá te ayude a ser fuerte y valiente. Que seas sobre todo, feliz.

Hoy me levanto con la noticia de que le han dado el Nadal con una novela en la que se ha servido de la muerte de dos grandes escritores y amigos: Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán para contar una historia sobre la amistad. Inmediatamente me apunto en la agenda el propósito de ser de las primeras cosas que lea cuando quede, al fin, liberada. A propósito del aniversario del Nadal, se reedita Nada, de Carmen Laforet. Un libro que me gustó en su primera lectura y que pienso volver a releer, quizá, a continuación del de Maruja.

No sé si lo que más admiro de Maruja Torres es su estilo periodístico, su carácter o que se haya hecho a sí misma de la nada. El caso es que desde que la conocí, me enganchó su personalidad y por eso, de vez en cuando, releo su dedicatoria para recordarme que en esta vida hay que echarle un par de narices, por no decir un par de huevos, a todo lo que hagas. En esas estamos.

También la releo estos días para inspirarme a la hora de hacer dedicatorias, ya que los Reyes, que definitivamente son magos, transformaron algunos poemas que tenía esparcidos en una bonita e íntima edición y su gran artífice y editor bien merece todo mi agradecimiento.

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