30 de julio de 2008 | |

Autoengaños

Qué ilusa…cuando rellené mi parte de vacaciones por allá por el mes de abril, elegí partir las vacaciones en dos quincenas, la primera en agosto, mes inhábil en la administración, con lo que me aseguraba que ninguna convocatoria me aguara la fiesta y otra quincena en septiembre, para cumplir con mis obligaciones opositoras para con el Ministerio de Cultura, que este año, mira tú por dónde, ha decidido retrasar el examen y ha mandado un poco al traste mi planificación.

En aquel momento, cuando me preguntaban por las vacaciones adoptaba la cantinela de: tengo dos quincenas, una para descansar, y otra para estudiar y decía y pensaba cosas como…a la playa no me pienso llevar ni un libro…voy a desconectar totalmente…este año las vacaciones son sagradas…pero así, visto desde cerca, esta semana no hago más que pensar…pero cómo no me voy a llevar ni un libro!...se me va a olvidar todo en 15 días sin repasar el temario, con la de huecos que hay en el día…si me levanto pronto saco una hora, a la hora de la siesta otra hora y si alguna tarde no bajo a la playa, también sacaría tiempo…así que el autoengaño me ha durado hasta que me he puesto a mirar qué apuntes me caben en el maletero. Además de eso, está el maravilloso invento del mp3, que posibilita que vaya a poder estar tumbada en la playa escuchando cómo canto el maravilloso temario en versión estéreo.

Además de eso, ya estoy haciendo acopio de literatura veraniega. Me he empeñado en leer un clásico, así que me llevo Crímen y castigo (por si no tenía bastante) y un par de libros más ligeritos por si ése se me atraviesa: Pura Anarquía de Woody Allen y Un trabajo muy sucio, novela satírica de Christopher Moore. En fin, que ya nos queda poquito.

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