Hablaría de lo que ha contenido el fin de semana, de una tarde exageradamente calurosa como si ya mediara junio, de una alegría que sólo entienden los que echan a correr con el miedo de constatar que las molestias siguen ahí y descubren que el dolor les permite el lujo de volver a los sanos hábitos deportivos.
Hablaría de La Mordida, el mexicano de la calle Belén donde se pueden observar frescos de Sabina mientras se comen tacos y guacamole y se bebe margarita. Ya lo dice el peculiar sonetista (poeta de sonites y no de sonetos, como él mismo se define) y propietario: para reír...los amigos, para olvidar...la bebida, para ser feliz...contigo, para todo...la mordida...Un buen (y estrecho) lugar para la reagrupación después del tiempo y los acontecimientos con banda sonora de Rocío Durcal y rancheras.
Hablaría de justificar mi recomendación en el post-it: Los Falsificadores, pero ya le dieron el Oscar y creo que eso ya es suficiente márketing para una buena película.
Hablaría, pero el lunes trajo la alergia como enemigo irreconciliable que vuelve cada año y tuvimos reunión enfrentada con el brazo político que controla nuestro área de trabajo...sigue siendo duro discutir con los compañeros de aula.
Es sólo martes, pero creo que los antihistamínicos agotaron la mayor parte de las energías dispuestas para comenzar la semana y las que quedan, se enfrentan hoy al siempre temible sillón del dentista.
2 comentarios:
Uff, yo hablaría de un fin de semana a caballo entre Zarautz (pared con pared con el restaurante-hotel de Arguiñano) y Montendre, una pequeña localidad gabacha a unos 60 kilómetros de Bordeaux.
Hablaría de una fiesta con primos y amigos y de una resaca de las que marcan época (no la mía, precisamente, si no la de mi acompañante).
Hablaría de una tierra maravillosa, que imagino que conocerá, porque si no es así sería delito.
También hablaría de la paliza que me di con el coche. En 48 horas más de 1600 kilómetros. Es que ni el cochecito de Pepe Isbert.
Y hablaría de lo que se avecina: fin de semana en casa rural cerca de Zaragoza, por el Monasterio de Piedra. Buena zona para perderse nuevamente.
Aunque a este paso, lo que se está perdiendo es la economía particular del que suscribe.
En fin.
Hablaría, hablaría más cosas con usted Mentxu, pero no es momento ni lugar. Lo reservo para un año de éstos en que consigamos reunirnos.
Pase usted buen día.
Puedo seguirle con la memoria hasta Zarautz, incluso un poco más allá, hasta Hendaya, pero más al norte hay un territorio desconocido para mí.
No pierde usted el tiempo, qué finde más completo y animado ha tenido, y el siguiente no pinta peor...esperaremos su crónica a la vuelta en forma de comentario o en una reunión aún sin fecha.
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