Hasta donde sé, el tiempo es el que marca el ritmo de nuestras vidas, la mayoría de las veces de forma vertiginosamente increíble, por ello, la frase más oída de los últimos días del año puede llegar a ser ¿pero cómo se ha podido pasar tan rápido? Un año es un año, muchos días, muchas noches, muchas horas de trabajo y de esperar a que pase el tiempo...un año tras otro y el tiempo vuela, otra vez con la cuenta atrás y con los buenos propósitos, otra vez con las esperanzas a remojo para que todo vaya bien a partir del año que viene. Menos mal que tenemos cada 31 de diciembre para salir de ese bucle que sería la vida si no hubiera por donde ir fraccionándola.
Y ahora las cuentas particulares...qué se le pide a un año, qué se rememora de otro...2011 se va con la verdadera forma de hacerse mayor: irse de casa, con la experiencia vital de hacerse a las maneras y a las formas y a las etiquetas y a las manías y a las obviedades y extrañezas de otro. 2011 se va con un año dedicado a organizar cómo organizarse, con tiempo para sentirse mal porque no hay tiempo...con la sensación de haber vivido mucho tiempo una vida y tener que acostumbrarse a vivir otra. Un año de cambios.
Un año de viajes adaptados al bolsillo: una escapada a Pamplona, una semana en la estupenda ciudad de Estocolmo, un fin de semana largo en Bolonia y Verona, un puente en un hotel termal impresionante en Soria...Ahí quedan las fotos, el recuerdo, nuestros pasos sobre las ciudades, nuestros pasos por el mundo...juntos.
Me gustan los años pares, así que 2012 me suena bien. De todo lo que ocurra a partir de hoy poco se sabrá aquí, en este blog que comenzó en marzo de 2008 y que a su vez daba continuidad a otro blog que ya ni recuerdo cuándo empecé, por lo que supongo que han pasado 4 ó 5 años. Vuelvo la vista y creo que me hubiera gustado escribir otro tipo de cosas, haber tenido más constancia. Uno siempre quiere ser mejor, obtener otros resultados, pero somos los que somos y tenemos las cualidades que tenemos, por lo que éste es el inestimable resultado de unas cuantas horas frente al ordenador contando pequeños trocitos de mi vida, lo que me ha sucedido en este tiempo (y lo que me ha pasado por encima), lo que he disfrutado, he reído, he leído, he querido y he viajado...no puedo pedir más...sólo que este blog no desaparezca del espacio virtual y esté ahí cuando yo quiera releerlo porque en el fondo es un diario, una hoja escrita olvidada en alguna parte, una confesión escuchada a través de una rendija...un placer que me he permitido durante un tiempo pero que me pide darle fin porque un blog sin continuidad no tiene sentido.
Muchas gracias a todo el que haya llegado hasta este blog y hasta esta entrada por arte de buscador o de forma voluntaria. En el aire queda cualquier posibilidad de escribir de nuevo y empezar alguna vez desde cero. Quizás, quién sabe, algún día me atreva con unos versos. Con tiempo y con ganas de darle rienda suelta a la poesía, todo es posible.
Gracias por haber sido testigos de mi paso por la red. Gracias ad infinitum por presenciar este final feliz...como en las películas.