Abandono, dejadez, falta de tiempo, desidia, falta de ganas, acumulación de tareas, falta de inspiración...son tantas las palabras y los conceptos que ninguno se ajusta a las circunstancias y a la vez, todos forman parte de este tiempo que ha transcurrido entre el chocolate belga de la anterior entrada y el día de hoy.
Los traslados en el tiempo y el espacio necesitan un tiempo para que te reubiques. Primero fueron las mil y una enfermedades que se fueron sucediendo y después, los exámenes y después...ya no hay después, hay un ahora más tranquilo, más relajado y sobre todo más situado.
Irse de casa es una amalgama indescriptible, una apuesta por el cambio, una necesidad de quemar una etapa y de empezar otra, pero sin embargo, hay veces que los cambios son complicados emocionalmente por lo que implican, por lo que suponen y por las consecuencias que se van descubriendo y ser muy maduro/a no evita que cueste gestionarlos.
Echar de menos, tener nostalgia, ganar en muchos aspectos...al principio la sensación es de estar desorientado...ahora poco a poco, vamos poniendo los pies y sabemos por dónde andamos y nos vamos identificando más con lo que tenemos que con lo que tuvimos, sólo es eso, cuestión de darse un tiempo y un margen para adaptarse a otros lugares, otras distancias y otras compañías.
En todos esos días raros ayuda el chocolate, el calorcito del sofá y el sueño cuando éste es largo y profundo, no pensar en los suspensos y sobre todo, darse tregua, no exigirse...o por lo menos, dejarlo para cuando estemos a pleno rendimiento.
Seguimos al quite, a la espera de un nuevo tema del que hablar.
1 comentarios:
Eso no era una canción??
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