27 de octubre de 2009 | |

Una de poesía

El paso a la jornada de mañana ha tenido sus efectos inmediatos y ya he vuelto a incorporarme al taller de poesía al que empecé a ir por allá por 2006 y que dejé a mediados del curso pasado. Tenía ganas, ya que el año pasado lo abandoné progresivamente debido a que mi turno de trabajo se solapaba y siempre llegaba a mitad del taller y porque llegó un momento álgido en la oposición en el que mis fuerzas no daban para prestarle atención a un tema que a mi entender, debe ser placentero y entretenido y no una obligación.

Cuando llegué al taller hace tres años, éste tenía un enfoque creativo y me vino muy bien para varias cosas: una, salir del armario poético, dos, deshacerme de la rima y otros vicios, tres, quitarme la vergüenza de leer ante el público y cuatro, adquirir una rutina para escribir.

La idea inicial del taller se ha ido bifurcando y donde había uno, ahora hay dos: un taller con enfoque creativo que lleva Óscar Martín Centeno y otro que se dedica a la parte teórica que lleva Guadalupe Grande. Este curso me he decantado por éste último, dado que ha llegado un punto en el que me apetece más escribir por mi cuenta y emplear mis propios recursos creativos, pero por otra parte, necesito más conocimientos sobre corrientes y autores para tener un poso de conocimiento que a veces echo en falta.

Donde sí convergen ambos talleres es en las actividades que se llevan a cabo en el Centro de Estudios de la Poesía y que este curso comienzan con un recital que gira en torno a la figura de Pepe Hierro y a su relación con la música.

Así pues, mañana estaremos en la Biblioteca Central enrevesando versos de Hierro con versos nuestros. En mi caso, he elegido el fragmento I del poema Adagio para Franz Schubert y a continuación leeré uno mío inspirado en los últimos versos del fragmento que, como es costumbre en mí, no tiene título. El resto de compañeros harán lo mismo con cosas suyas y como siempre, el nivel está bastante alto.

Al ser en la Biblioteca Central tengo el añadido de que habrá público que me conozca, pero que desconozca esta faceta mía, así que espero que no me fallen los nervios ni me tiemble la voz y no acelerarme demasiado para no estropear la puesta en escena que seguro que quedará estupenda.

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