15 de octubre de 2009 | |

Metidos en harina

Semana de cambios drásticos: cambio de horario, de lugar de trabajo, de funciones...y sin sacar la cabeza de los montones de papeles y expedientes que he tenido sobre la mesa, salvo para desayunar, entiéndase que el desayuno es sagrado.

Pues sí, hay un mundo más allá de las bibliotecas, un gran universo burocrático, donde no paran de sonar los teléfonos, la gente se llama a voces de un despacho a otro y ¡oh! esto es lo mejor, tengo una mesa propia que para satisfacción mía, no es un mostrador.

He pasado de decir que trabajo en una biblioteca con la consecuente cara de vaya ¿y eso te gusta?...a decir que trabajo en Asuntos generales, que es como muy misterioso y queda así como que no se sabe muy bien lo que haces. Hay quien se atreve entonces a preguntarme en qué consisten tales Asuntos generales (qué descaro) y yo cuento que llevo los edictos, las uniones de hecho, las familias numerosas, las elecciones (cuando lleguen) y atención, el punto freak del tema: el cementerio.

Habrá por ahí quien piense que si lo que quería eran usuarios silenciosos, he tenido la suerte de mi vida. Hombre...por fortuna no hablo con ellos, sino con los familiares y allegados que aún pueden venir al ayuntamiento a hacer los trámites, con ellos y con los chicos del cementerio que de vez en cuando se pasan por mi pecera, que son la mar de majos y para nada tienen pinta de enterradores.

Pero no se crean que es tan fácil desvincularse, la morriña me ha invadido en algunas ocasiones, pero en general, estoy contenta con el cambio y sobre todo con mi elección, creo que no me he equivocado y ése era, sin duda, mi mayor temor. De todas formas, lo que más añoro, que son algunas compañeras, están ahí para compartir cualquier desayuno (otra vez la palabra).

Así que ahora disfruto las mieles del turno de mañana y de las larguísimas tardes (en comparación con las cortísimas mañanas) ociosas. Ahora por fin tengo esa mesa que puedo decorar con las artilugios "indispensables" que me regalaron con el aprobado aquellos malpensados que piensan que los funcionarios no trabajamos.

2 comentarios:

GeekTeca dijo...

Veo que se ha tomado en serio eso de ser funcionaria. Yo todavía estoy aprendiendo, deme sabios consejos maestra ;-)

Mentxu dijo...

Nada...todo consiste repetir frente al espejo varias veces al día: Soy funcionario, bendeciré el desayuno cada día durante una hora, me esforzaré en colocar cada moscoso de la forma más estratégica posible y conseguiré batir algún record jugando al solitario.

Hay que ver...con lo que estoy currando yo estos días y lo que me queda y lo que curráis vosotros...si es que cuanta mala fama injusta hay por el mundo :)