2 de octubre de 2009 | |

Adiós con el corazón

No sé qué echaré de menos, tendría que hacer inventario. Ójala tuviera la memoria de Rafael Reig, que se acuerda de los libros que ha leído cada verano desde los 15, o la de aquellos que pueden presumir de recordar todos los resultados de las ligas de fútbol desde el año 90. Me gustaría que fuera así para no olvidarme de algunas caras, de algunas situaciones, en definitiva, de la sensación que se tiene tras un mostrador, de cara a todo aquel que viene a entretener a los niños, que tiene prisa porque dejó el coche en doble fila o que trae la carcasa vacía porque olvidó sacar el disco del DVD después de ver la película.

Allá se van a quedar las risas flojas porque tienen tres meses de sanción, las mujeres que hacen acopio de revistas de labores y el hombre que no ha escrito nunca un e-mail. Allá también van a quedar los malos modos y la falta de cortesía, el desorden y la mala costumbre por la que casi nadie dice hola y mucho menos hasta luego y gracias. Por quedar, va a quedar hasta una fórmula científica, la que dice que la velocidad de huida del usuario escaleras abajo es directamente proporcional al tiempo de retraso en los préstamos.

Sobre ese mostrador he soñado despierta, me ha pasado un larguísimo proceso de oposición por encima y he recibido buenas y malas noticias mientras los usuarios iban y venían con sus preguntas. Me he asombrado de la capacidad que se puede llegar a desarrollar para saber cuál es el título de una película o de un libro con datos absolutamente mínimos y ya sé que se puede estimar u odiar a una persona con tan sólo tratarla un par de veces y sin saber ni siquiera su nombre. Así de sencillo.

Ahora siento la necesidad de trabajar de puertas para adentro. Había olvidado los nervios de tener un trabajo nuevo y de no dominar la situación y es que creo que ahora voy a echar en falta la sensación de estar abajo pero con los conocimientos suficientes como para entender qué hacen los de arriba, tener muy claro en lo que soy experta y de lo que puedo hablar. Pero entiendo que la vida es esto: cambio y a veces también es algo más, es borrón y cuenta nueva.

Sé que parto de cero, pero lo hago con mucha ilusión en hacer una buena elección y en aprender cosas nuevas. El tiempo dirá. Lo importante es, como dice Antonio Muñoz Molina, encontrar tu sitio y sobre todo, ser feliz.

En plena faena ordenadora

El equipo

Bye Bye mostrador

4 comentarios:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Te deseo mucha suerte en tu nueva ocupación.
Saludos,

Diego

Grine dijo...

Mucha suerte en tu nueva andadura y no te preocupes que lo harás bien en cualquier lugar, chica, tú vales mucho. Besos :******

Mentxu dijo...

Muchas gracias a los dos. Aterrizo en el nuevo puesto con muchas ganas, ya iré contando qué tal van las cosas. Besos.

Maniquí dijo...

Todo será para bien. La vida es un compendio de etapas y de épocas.

Y de recuerdos.

Y con el paso del tiempo, ya sabes... del recuerdo de los recuerdos.

Mucha suerte.