14 de septiembre de 2009 | |

Revelaciones

Si hace unos meses decía que no había tenido la oportunidad de apreciar el teatro en su justa medida, hoy me desdigo y lo hago porque he visto en escena La casa de Bernarda Alba y he tenido una revelación.

La asignatura de literatura en bachillerato te deja como recuerdo la lectura obligatoria de un puñado de obras universales de las que se paladean mucho mejor cuando uno ya cuenta con unos años. Una de ellas es este drama rural de mujeres que Lorca escribió dos meses antes de morir, una obra desgarradora que escenifica muy bien la realidad de la mujer en Andalucía en la primera mitad del Siglo XX. Lo sé porque tal y como dice mi madre, que vivió en ese entorno geográfico pocos años después, antes los lutos se vivían así.

Imagínense a Bernarda y a Poncia tal y como las han leído y pónganle cara: seguramente serían Nuria Espert y Rosa Mª Sardá. Lluis Pascual condicionó la puesta en escena de este montaje a que ambas pudieran encarnar esos personajes y la decisión es la base para que el texto resulte simplemente extraordinario.

La escenografía es una maravilla realista: azulejos relucientes de tanto limpiarlos, toldos que tapan el sol de justicia andaluz, sillas de pueblo y sobre todo: vecinos que no se ven pero que están para hacer acopio de dimes y diretes, hombres invisibles que son el motivo de que las hijas enloquezcan encerradas a cal y canto para preservar su honradez y luto y una madre que domina y que controla con su permanente gesto maligno.

Nuria Espert, dama de la escena desde que el mundo es mundo, infunde temor con su caracterización, negro sobre blanco y bastón para señalar, amedrentar y castigar. Rosa Mª Sardá es Poncia, alcahueta, protegida de Bernarda y un enlace entre Bernarda y sus hijas. Una mujer que igual odia a Bernarda que ejerce de fiel sombra y que es capaz de ver lo que la madre déspota no ve tras su velo de rectitud y oscuridad.

La juventud cercenada de las hijas está espléndidamente interpretada por cinco actrices fabulosas. Si algo tiene este montaje es que no hay personaje que no encaje o que esté por debajo del nivel general, que es altísimo. Un nivel que se premia sacando al reparto a saludar hasta cinco veces con el público en pie y con la sensación a la salida de que por fin he sentido la verdadera esencia del teatro.

La casa de Bernarda Alba. Matadero, Naves del Español. Del 10 de septiembre al 25 de octubre.


2 comentarios:

Grine dijo...

Mañana le cuento, espero que me guste tanto como a los que la vieron el fin de semana...

Mentxu dijo...

Mañana me cuentas. Espero ver la crítica en tu blog.