Es difícil que septiembre no sea un mes raro...síndrome clarísimo del fin del verano, reencuentro de las cosas que siguen como estaban, incluso las que nos hubiera gustado que cambiasen en nuestra ausencia. Este mes sigue teniendo nombre de retorno, aunque sea mes de vacaciones para muchos y sigue, al menos para mí, hermanado con enero por la vuelta a empezar y la ristra de propósitos.
Ya lo hemos pasado bien, ya hemos agotado los días de vacaciones y quedan unos cuantos días sueltos que tendrán que ser distribuidos de aquí a fin de año para no perder la paciencia. Ahora, en septiembre, hay que recordar las cosas que se dejaron para después del verano, la toma de decisiones retrasada toma vigencia y yo, aunque intento hacerme la loca, no puedo evitarlo y empiezo a inquietarme.
La situación es la siguiente: aprobé una oposición y obtuve una plaza que teóricamente (salvo cambios drásticos) me garantiza cierta seguridad económica de aquí al fin de mis días...pero también obtuve una plaza que se aleja un poco de mi formación y del trayecto que tenía marcado en mi imaginario. Dada mi situación personal y la mundial, no me quedaba otra.
Poco después del aprobado, se presentó otra oportunidad que se circunscribía a mi área de conocimiento: las bibliotecas, con posibilidades de acceder a una categoría superior y consolidarla dentro de unos años...y por un tiempo, he dedicado mi empeño a hacerme con esa plaza porque de lo contrario, tomaré posesión de la plaza que he sacado por oposición y me veo en la obligación de empezar de cero, de cambiar completamente de profesión. Podría quedarme en bibliotecas tal y como estoy, pero ni las funciones ni las condiciones son las mejores a las que podría optar si cambiara de área. Por poner un ejemplo, si cambio, podría optar por una plaza de mañana, que a la larga, me va a resultar apetecible.
Después de una lucha infructuosa, de darme de cabezazos contra la pared del ayuntamiento y de agotar las posibilidades para no tirar por la borda mis años de intensa especialización, no me han permitido optar a dicha plaza, tengo que decidir dónde quiero desempeñar el puesto ganado por oposición y aunque tengo muy claro que no me disgusta el cambio ni me asusta el aprendizaje, soy consciente de que después de tener cierto currículum, el cambio total es bastante duro.
Tengo que tomar una decisión y no acabo de tenerlo claro, las alternativas que preferiría no son las óptimas (me encantan cultura y juventud pero no son buenas opciones por diversas causas) y las que reúnen las mejores condiciones, no acaban de convencerme (tesorería, intervención y áreas económicas que no me resultan muy amigables), así que estoy en una encrucijada de la que no sé muy bien cómo salir y que me tiene estos días de bajón anímico.
Hoy por hoy sólo veo dos alternativas: independientemente del departamento en el que recaiga, seguir estudiando al mismo nivel de siempre y seguir optando a una escala más alta en bibliotecas o hacer borrón y cuenta nueva e iniciar nuevos estudios universitarios con la idea de aprovechar las hipotéticas promociones internas acordes con la plaza que voy a ocupar.
La primera opción se me hace cuesta arriba porque tengo una sensación de hartazgo bastante grande y no me veo con fuerzas para volver sobre mis pasos y la segunda me produce un poco de frustración porque me da la sensación de que mis estudios universitarios y mi experiencia no son suficientes y que tengo que formarme de nuevo si no quiero estancarme.
En definitiva, llevo unos días sin salir de esta espiral y he pensado en lanzar mis dudas al exterior, a ver si alguien las recoge y quiere decirme qué le parece todo esto.
3 comentarios:
Querida Mentxu:
Realmente es una situación complicada. Por pura definición de dilema, se entiende así.
Evidentemente, los consejos que te podamos dar quedan a expensas de las fuerzas interiores de que dispongas para volver a plantarte bajo el flexo o volver a recopilar apuntes durante años.
Hagas lo que hagas, la realidad es que el ´match ball´ya lo sacaste adelante y debe congratularte.
Mi consejo es que no pienses tanto en el tiempo que puede llevarte una cosa u otra, si no en lo que realmente a día de hoy crees que te daría más satisfacción y mejor podrías hacer.
Ya nos contarás.
Besos.
Las decisiones que tomes hoy se deben basar en lo que sabes hoy, si quieres decidir pensando en lo que pasará en el futuro, se te irá el tiempo y lo más probable es que te arrepientas, por algo irremediable, la pérdida de tiempo.
Saludos de un viejo.
Después de unos días de bloqueo, creo que voy aclarando un poco mis ideas. Vamos a ir paso a paso y a no acelerarnos demasiado porque hay mucho por definir. Por ahora vamos a ver dónde recaemos y dependiendo de eso, tomaré decisiones meditadas. Ya contaré dónde he ido a parar cuando al fin se decidan a ofrecernos los destinos.
Seguiremos informando.
Gracias a "un amigo" que puso por escrito lo que ya me había dicho en persona y a "un viejo" sólo puedo decirle que si es quien yo creo, de viejo tiene poco.
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