4 de septiembre de 2009 | |

Lecturas pasadas, presentes y futuras

Trilogías aparte, por fin le he hincado el diente a un autor al que le tenía ganas: Haruki Murakami y al llegar a la última página de After Dark, obra que elegí al azar porque era de lo poco que quedaba a esas alturas del verano en la estantería, ha ocurrido lo que estaba deseando: tenía ganas de más.

La ficción de Murakami en After Dark es urbanita, oscura, con personajes marcados que viven en un submundo dentro de una ciudad de esas que parecen engullir personas: Tokio. Las sensaciones se palpan: el peligro, la violencia, la soledad, la pérdida, las dobles vidas... Murakami describe con precisión cinematográfica y el lector vive el pasar de las horas gracias a un recurso fantástico: los relojes que introducen cada nuevo capítulo, como en las películas de acción en las que hay que desactivar una bomba en 8 horas, pero con el efecto contrario, sabiendo que el desenlace vendrá al final de una noche que no querríamos que acabara nunca, para saber más sobre todo eso que nos ha contado.

Ahora estoy de nuevo centrada en la lectura de la segunda parte de Millenium, estando ya en las últimas páginas reconozco que la lectura interrumpida por las vacaciones no me ha dejado saborear bien la que dicen que es la mejor de las tres partes. Acabaré y diré si me he quedado a la espera de la tercera parte con el mismo ansia que he visto en otros lectores con alto nivel de exigencia.
Ya tengo en cola de espera leerme algo de Amélie Nothomb, esta vez tampoco he hecho ningún tipo de selección y al llegar a la estantería, me he decidido por Estupor y temblores, que tiene tan buena crítica que asusta.

Supongo que en estas noches en las que el tema de la plaza me está quitando horas de sueño, algo que no me ha sucedido ni en los momentos de máxima presión oposicional, lo mejor es acogerme a la lectura como tabla de salvación. Además, parece que al fin vuelvo a leer, ya que pensaba que con el tema del estudio, nunca jamás iba a poder disfrutar de ello como lo hacía antes. Qué alivio saber que no es así.

2 comentarios:

5 dedos dijo...

Pregunta para la señorita cultureta. Estoy dudando si ir o no a ver la película de Coixet, ¿me la recomiendas?

Eso que dicen de que es una cutre mezcla de Lost in Translation y de El imperio de los sentidos, ¿es cierto?

Esperando respuestas, te mando un beso.

Mentxu dijo...

Espera, que me pongo las gafas de pasta y respondo.

A mí me gusta el cine de Coixet, es íntimo, muy sentido y en ese sentido ha hecho cosas bastante reseñables: Mi vida sin mí es a mi entender, una película difícil de olvidar.

Mapa de los sonidos de Tokio tenía ingredientes para ser una película que me apetecía ver, tiene similitudes con la obra de Murakami y el tema japonés me parece atractivo.

No creo que sea comparable con Lost in traslation, ya que lo único que he visto en común con Mapa de los sonidos de Tokio es que ambas realizadoras han utilizado en el guión ciertos estereotipos japoneses.

Ahora bien, a mí la película me ha decepcionado y después de haber pensado algunas veces qué es lo que no me ha gustado, he llegado a la conclusión de que fallan los personajes, que por separado me han gustado mucho en otras películas, pero que entre ellos no me pegan nada y hace que no me crea nada de lo que me están contando: ni pasión, ni violencia, ni desengaño, ni nada.

Así pues, queda a su elección. Eso sí, le recomiendo aclimatarse comiendo en un japonés (no en un chino de barrio) antes de entrar a la sala y comprobar que lleva las reservas de cafeína cargadas.

Hasta aquí mi consejo, amigo cinco dedos. Ya me contará.