Considero que no he visto mucho teatro, así que no tengo un gran paladar para el género. Mientras que soy capaz de empaparme de cualquier tipo de información cultural y se me van los ojos tras una crítica de cine, un encuentro entre autores o un nuevo libro, el teatro sigue siendo mi asignatura pendiente, poco visto, poco leído y poco apreciado por mi parte. Mea culpa.
Ha sido en estos últimos tiempos cuando me he empezado a fijar un poco más y creo que el origen de mi interés ha sido ver alguna buena obra y algún papel bien interpretado, lo cual me hace pensar también que mi ignorancia y desinterés sobre el tema tienen su raíz en que no he sabido elegir buenas obras que despertaran en mí el gusanillo por la butaca de patio.
Soy muy obstinada y cuando me apetece ver una producción de cine moldavo o cuando tengo que esperar una cola de una hora para ver un homenaje a Pedro Almodóvar, lo hago sin que me importe demasiado. Eso sí, cuando se trata de teatro, sólo he sentido esa necesidad en contadas ocasiones.
Durante estas semanas de atrás, he tenido la ocasión de ir a ver la recién estrenada obra de Chéjov, "El jardín de los cerezos" y ni me he inmutado. De haberme interesado por ello, ni me lo hubiera pensado, incluso hubiera buscado yo acompañante y hubiera ido yo misma a por las entradas, pero no fue así. Es hoy, cuando leo una crítica absolutamente maravillosa y rendida a los pies de director y actores, cuando me doy cuenta de que he perdido una oportunidad de oro de verme atrapada por la magia del teatro.
Y todo por pura ignorancia.
2 comentarios:
Ay, qué tirón de orejas le daba... ;)
Y yo buscando entradas y no pudo ser...
Pues para diciembre viene otra maravillosa obra con Viggo Mortensen y Ariadna Gil y ésta no me la pierdo si puedo evitarlo (por si quiere tomar nota).
Sabía que me llevaría reprimenda...
Estaremos más atentos a partir de ahora..tenog claro que quiero que deje de ser una asignatura pendiente.
Publicar un comentario