A veces no hay nada como refugiarse en el refranero para seguir adelante. Porque todos hemos hecho el cafre alguna vez y en definitiva...a lo hecho, pecho y aunque la solución a los errores no sea aquello de "mal de muchos, consuelo de tontos", al menos a uno le sirve para no sentirse sólo en el mundo.
Y sí, yo soy capaz de meter la pata hasta el fondo alguna vez, como todos, en el curro, en la vida diaria, incluso ahí donde más le duele a un opositor: en los exámenes, donde uno pretende hacer las cosas con tanto esmero que al final acaba liándola, eso sí, con suma precisión, que es una forma muy elegante de errar.
Al final, después de un tiempo reglamentario de lamentaciones y como uno ya no encuentra con qué consolarse, lo normal es acabar entonando que errare humanum est y fijándose en los errores de los demás para minimizar los suyos...
Porque ¿quién no ha tenido un mal día y ha cometido errores que no sabe cómo pudieron ocurrir? que me lo digan a mí o al redactor de cierto ayuntamiento de cuyo nombre no quiero acordarme...
5 comentarios:
Bueno, bueno, qué es un errorcillo de nada comparado con el examen perfecto que va usted a hacer mañana, y el próximo, y el próximo... Al final va a tener que elegir plaza, ya le digo yo ;)
Suerte!
¡Le compro un par de kilos ese optimismo! ¿A qué precio lo vende?
A ver qué ocurre mañana. Te informaré puntualmente.
Besos!
¿Sangre a borbotones? Después de lo que le ha sucedido con la muela...
Lagarto, lagarto...
Pues sí...no me recuerde la pieza dental sana que ha pasado a mejor vida...en fin, todo sea para que algún día pueda ganarme la vida anunciando dentrífico.
Uh, qué dolor lo de la muela...pero tiene un fin, para lucir hay que sufrir (o eso dicen...). Y lo de los errores, pues hay diversas técnicas, desde el del avestruz al autoengaño pasando por la amnesia selectiva...quién no se ha equivocado, si además el autoflagelarse no sirve para nada. Ánimos, al final todo es para curtirnos y hacer el examen perfecto!
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