27 de diciembre de 2009 | |

Cuento de navidad

Gente, gente y gente.
Madrid, un hervidero navideño imposible de atravesar sin mirar al suelo a cada paso, sin dejar de agarrar el bolso por si las moscas. Un gorro de Papá Noel, unas orejas de reno, unas pestañas a lo drag queen...la Plaza Mayor atestada de pelucas barriobajeras.
- Ni se os ocurra ir al Mercado de San Miguel -
- Bueno, pues tiraremos hacia la Cava Baja -
El Madrid intenso de las horas del aperitivo se extiende hoy más allá de las 4 de la tarde. Vermut de grifo, queso manchego en Casa Paco, huevos rotos en la taberna de Lucio, ni fritos ni cocidos, casi sin hacer, con patatas y jamón.
- Chicas, otra ronda, que yo creo que con esto sólo no hemos comido -
Se va apagando el sol que daba razón de ser a las terrazas, que haberlas haylas en pleno diciembre. Se afila el frío, se estrenan las manoplas, se agarra el brazo del que esté más cerca para protegerse. Un café y tartas que no se sabe si son postre o merienda. Son ya las 6 de la tarde y hay quien descubre la nueva ubicación del Oso y el Madroño.
- ¿Os acordáis cuando se tardaba una hora en llegar a Sol?
- Hoy en Madrid, todos los décimos acababan en trece.

0 comentarios: