30 de julio de 2009 | | 0 comentarios

Abriendo boca

El punto de partida de las vacaciones no empezará el día 1, sino que se traslada al 8, así que para sobrellevar la última, calurosa y ansiada semana, nada mejor que recrearse en los destinos que están por llegar, allá donde transportaremos nuestros cuerpos con la esperanza de encontrar el descanso y a la vez el disfrute que planeamos merecernos durante el invierno, de conocer parajes inexplorados, recopilar historias que puedan ser contadas a los amigos, cortar el hilo que nos conecta a la realidad, que nos ata a la silla de la oficina, que nos cubre la cabeza con una nube de preocupaciones.

Es hora de empezar a navegar por Internet lo que se navegará luego en el Atlántico, en la orilla sur del país vecino: el Algarve portugués. De imaginar que logramos completar el periplo por las playas más espectaculares de la zona, que alcanzamos la orilla de una playa semidesierta y semisalvaje y conseguimos entender allí el sentido pleno de esas dos palabras. Soñemos que alcanzamos Cabo San Vicente y nos asomamos a otro confín donde aspirar la libertad que precisamos para ser valientes el resto del año.

Cabo San Vicente

Trasladémonos después hacia la orilla norte, con el vértigo que da atravesar la península en tan sólo 24 horas y poner los pies en tierra de peregrinos, dejando el abrazo al santo para el año que la entrada sea por tierra y con la ayuda de un báculo, para rodear Galicia desde la mariña lucense, bajando por la costa da morte, y acabando en rías baixas tras tener la sensación de abismo obligatoria que ha de tener todo aquel que se sabe asomado a lo que antes era el fin de la tierra.

Finisterre

Y todo eso, con la certeza de saber que no estamos solos, que nos acompañan en los sentimientos los amigos y la pareja, la amistad y el amor, regados de buen vino y buen paisaje, las caras que tenemos cerca a las buenas como éstas y a las malas como aquellas, vosotros me entendéis.

Soñemos despiertos ahora que todo está por llegar y no es una carpeta en el escritorio con el nombre Verano 2009 que como no, también tendrá su encanto, pero sólo será la representación gráfica de todo lo que ahora desconocemos.

27 de julio de 2009 | | 1 comentarios

Situación veraniega

No soy muy piscinera, pero vine tan morena de la playa que uno de mis afanes estos días ha sido hacer todo lo posible por no perder el tono. Lo sé, es de lo más superficial, pero oigan, para algo está el verano ¿no? para ser superficial a tope, dedicarse al culto al cuerpo y a esas cosas típicas veraniegas.

Así que nada...estos días tengo dos opciones, o bien solarium o bien piscina. El solarium está muy bien, pero la verdad es que después de 5 minutos en la tumbona, por mucha vuelta y vuelta que des y por mucha ducha y pozo frío que tengas a mano, acabas al borde de la asfixia.

La otra opción es la piscina, con su sombritas, sus charcas para refrescarte... el rollito es más bien familiar y según entras hay un olorcillo a tortilla de patatas que me transporta automáticamente a los 80, cuando iba con mis padres, pero como me entra en el abono deporte, de vez en cuando se me ocurre ir, aunque eso de ir sola a la piscina no me inspira demasiado, máxime cuando ocurre una de esas cosas que sólo me pueden ocurrir a mí.

El otro día estaba tomando el sol plácidamente, leyendo el segundo volumen de Millenium en una sombra para mí sola, que sabía que me iba a durar muy poco, cuando llegó un chaval en torno a los 30, también solo y se colocó en la misma sombra a una distancia prudencial. Hasta ahí bien, hasta que a los 10 minutos, oigo que me llama para pedirme que si por favor le puedo echar crema en la espalda.

Imaginen mi cara de...ein? porque vale que sea algo totalmente normal entre familiares y amigos, pero echarle crema a un desconocido como que no resulta en sí mismo, un acto demasiado agradable. Le miré y me quedé pensando unos instantes, los suficientes para evaluar la situación: era totalmente crudo y me mostraba un bote de farmacia de protección 50, así que me dejé llevar por mi parte caritativa y lo hice, no fuera a ser que por ser tiquismiquis, alguien vaya a tener cáncer de piel. Curiosa situación, menos mal que no había nadie conocido a la vista porque imagínense con qué cuento le podrían haber ido al que se pasa el día celebrando el centenario de Larra.

En fin...seguramente no tiene importancia y es una de esas cosas que se pueden ver desde varios puntos de vista, porque...¿pensaría igual si me hubiera pedido uno de estos que le amasara la espalda?

17 de julio de 2009 | | 0 comentarios

Sorolla

Con motivo de las exposiciones temporales más importantes, el Museo del Prado envía a un trabajador de su área de educación a diversas bibliotecas y centros culturales para la difusión de las mismas. Se trata de uno de esos actos culturales que suelen llenarse por su alta calidad y que facilitan la comprensión de la exposición para su posterior visita.

Al igual que ha pasado con otras exposiciones temporales, la de Sorolla fue una conferencia sobresaliente, una explicación cuadro a cuadro de los rasgos del artista y de su contexto histórico siguiendo la misma estructura que tiene la exposición en las salas. Todo un lujo para el que va a verlo después in situ o incluso para el que no va a poder acudir a la exposición.

Con la lección aprendida, me acerqué a la ampliación del Prado. Es altamente recomendable que las entradas se compren por internet, primero porque la entrada se abarata un euro (10€ entrada general) y segundo porque es un lujo pasar junto a la larguísima cola que suele formarse por los turistas y entrar directamente a la hora a la que te han citado al comprar la entrada sin sudar la gota gorda.

La exposición no es excesivamente larga, a un ritmo pausado se puede recorrer en una hora y media y les aseguro el disfrute de un pintor extraordinario que se inspira en el mar, en su adorada Valencia, en las escenas costumbristas de pescadores, en su esposa Clotilde, en su familia (a los que profesa un amor que entra directamente por la retina) y en las personas a las que admira y a los que dedica profundos retratos. Impresionantes son los murales sobre las regiones de España que hizo para la biblioteca de la Spanish Society de Nueva York y su pintura social.

¡Triste herencia! Un cuadro que me emocionó como pocos, La bata rosa, el predilecto del autor, La fiesta del pan, un cuadro de gigantescas dimensiones e inmensa calidad. En todos ellos está lo que define a Sorolla: los mil matices de blanco, su impresionante capacidad de captar la luz, el movimiento en el mar y en las velas de los barcos y las reminiscencias de su gran inspirador: Velázquez.

Puede saberse de arte o no, puede gustar más o menos la pintura...pero dudo que alguien no le guste nada Sorolla, así que animo a planificarse una tarde cultureta para ver la exposición y a culminarla con unas cañas por la milla de los museos.

| | 5 comentarios

Veintitodos

¡Otra vez cumpliendo años! y eso que parece que el post de los veintiocho no está tan lejos. Me encanta cumplir años, pero de un tiempo a esta parte la verdad desagradable asoma (hay quien me martillea con este verso durante todo el año y al final hace mella) y el tramo hacia la treintena se hace cuesta arriba. Creo sinceramente que el verdadero espíritu festivo que yo le daba a este día empezó a decaer un poco el año pasado...vaya, que me voy haciendo mayor.

Peero...este año cumplo los 29 sabiendo que este año sí...este año fue el de alcanzar el objetivo que hace de esta celebración algo redondo...tanto es así, que entre celebrar una cosa y otra, este año he elegido celebrar mi flamante plaza en la administración pública entre amigos, así que el cumpleaños será de lo más normal y sencillo...exposición de Sorolla y cena mexicana con el hombre de los mil seudónimos en la víspera y diversas cañas y tapeos entre amigos el mismo día en el que caen los veintitodos con todo su peso.

No puedo pedir más que los 29 y sucesivos me traigan tantas alegrías y buenas noticias como me han traído los 28 y que pueda seguir compartiéndolas con los de siempre.
Tan simple y tan importante.

14 de julio de 2009 | | 0 comentarios

Calma absoluta

Pues sí, ya estoy de vuelta de la tranquilidad, de hacer el muerto en el agua, de las carreritas matutinas por el paseo marítimo, de los desayunos, comidas y cenas en la terraza, de estar tirada a la plancha durante horas enganchada a un libro y...aunque había ganas de volver, esa vuelta siempre es agridulce, porque aquí están las terracitas de verano y los amigos y la falsa independencia y una vidilla que no había en estas fechas por allí, pero allá se quedan "las saludes" delicadas y un remanso de paz que alivia cualquier estado de ánimo trastocado. No sé si vengo nueva, pero sí descansada.

Como mi salida fue tan apresurada y no sabía si finalmente habría o no vacaciones, me llevé un solo libro, el primer volumen de Millenium de Stieg Larsson: novela negra sofisticada y objeto de culto gracias a una gran campaña de márketing. Cuando éste se acabó intenté hacerme usuaria de la biblioteca, pero me pedían fotocopia del DNI y fotografía y como no suelo viajar con ello, tuve que correr al Carrefour a buscar algo de bolsillo, así que me leí La bodega de Noah Gordon: ficción histórica ideal para tumbona.
Tampoco me llevé las películas que había recopilado, así que hice lo que no hago el resto del año: ver la televisión y pasó lo peor que podía pasar, que se murió una celebridad y he visto todos los especiales (funeral inclusive) y todas las repeticiones de We are the world que sean capaces de imaginar. A cambio, he descubierto un programa maravilloso al que le agradezco infinitamente los ratos de entretenimiento: Desafío extremo de Jesús Calleja.

Y después de esta tanda tan tranquila y relajada, quedan dos semanas en agosto muy bien repartidas: una en el Algarve y otra en Galicia. Una vez pasado lo difícil: la planificación y la búsqueda de rutas y hoteles, ya sólo queda lo mejor: disfrutarlas en la mejor compañía.