28 de agosto de 2008 | |

Kayaks

Estaba claro que la aventura del kayak no podía quedar en una simple reseña en la guía esencial de Menorca y que se merecía algo más.


El primer día, mientras paseábamos por Santa Galdana, la cala más masificada que vimos en Menorca (no se hagan ideas equivocadas que hablo de 3 hoteles a pie de cala, así que tampoco era Benidorm), nos topamos con un centro de actividades acuáticas anexo a uno de los hoteles (estupendísimo por cierto). Ipso facto, Noelia y Marta, ocasionales amantes del riesgo, se vieron sumamente atraídas por la idea de hacer una ruta de tres horas por las cuevas mientras yo miraba hacia otro lado y me hacía la sueca .

Al ser la primera tarde se decidió postponerlo hasta el final de la estancia. La cosa quedó ahí de momento. Yo pensaba que estas chicas se olvidarían del asunto si seguíamos la táctica del silencio administrativo e ignorábamos la actividad como si nunca hubiera sido sugerida, pero no fue así y pronto volvimos a abordar el tema.

El siguiente paso ante la inexistencia de escapatoria fue la negación. Aludí a la escasa motivación que me producía remar durante tres horas y me ofrecí a esperarlas tumbada en la toalla de cualquier cala maravillosa, pero ya saben lo que ocurre en estos viajes, que el concepto de "grupo" es indisoluble y uno suele verse arrastrado por las masas.

Así pues, nos dirigimos al centro para reservar para el día siguiente y a que nos contaran en qué consistía el tema. Un tío de origen japonés muy majo nos contó muy amablemente que saldríamos de Cala Galdana y nos dirijiríamos a Cala Mitjana en kayak, visitando las cuevas que hay por el camino a la ida, haciendo un descanso en la playita y volviendo del tirón. Obviamente, no importaba que nunca hubiéramos montado en kayak, y nos aseguraron que era casi imposible que aquello volcase. Eso sí, advertía que probablemente al día siguiente habría viento por lo que había posibilidad de que se suspendiera la actividad. Sobra decir por lo que recé esa noche y por lo que rezaron mis compañeras de aventuras...No en serio, ya concienciada la verdad es que hasta me apetecía. Yo una vez que me decido...
De derecha a izquierda: Noelia, Marta y Mentxu
Con sonrisa de almas inconscientes
Al día siguiente llegamos puntuales a las 10 de la mañana. El kit de supervivencia del kayakista consiste en chaleco con silbato para naufragos potenciales, la menor cantidad posible de ropa puesta ya que acabarás mojado de arriba a abajo, mucha crema solar porque te va a dar la solana durante toda la mañana y un remo. Los demás enseres los guardamos en una caja hermética que venía con nosotras y que menos mal que era hermética...ahí iba la cámara de fotos que casi ni nos atrevíamos a sacar.
La distribución en los kayaks se hizo por parejas. Hubo alguna (apuntamos directamente con el dedo a Noelia) que quiso ir sola, pero que acabó compartiendo kayak con la guía y experta kayakista, por lo que encima de hacerse la valiente, triunfó. En otro kayak íbamos las sufridoras: Marta y yo, que después de unas mínimas indicaciones a todas luces insuficientes, nos lanzamos a la aventura cual lobas de mar.

Los primeros momentos fueron los más tensos. Salimos de un pequeño muelle y aquello desde el principio no iba en la dirección correcta. Remar puede ser lo más fácil del mundo, pero la primera vez es complicado, debes mantener el rumbo, el kayak no hace más que virar, tú no sabes qué hay que hacer para corregir la dirección, el viento no te ayuda mucho e inevitablemente lo hagas como lo hagas vas contra las piedras. Eso sí, el público que vio las escenas debió pasarse un rato estupendo. A los dos minutos de intentar salir a mar abierto, encallamos (o enkayakmos más bien) contra unas rocas y a consecuencia de los movimientos que hacíamos intentando salir, volcamos...Casi imposible que vuelque...¡JA!
La caída, salvando las diferencias, pudo ser más o menos así pero sin casco
Por cierto, me clavé un erizo en un pie
A partir de ahí logramos cierta coordinación, ambos kayakistas deben llevar el mismo ritmo y misma dirección, así que fuimos metiéndonos en la dinámica. Comenzamos a entrar en las cuevas, lo cual tenía bastante dificultad ya que eran entradas pequeñas y nuestra lucha principal era no irnos contra las rocas. Visitamos tres o cuatro, todas muy bonitas, aunque he de reconocer que estabámos más pendientes de las maniobras de salida y entrada que de admirar el paisaje.
Noelia y la remadora profesional
¡Rema Marta, Rema!
Al llegar a Cala Mitjana nos encontramos un nuevo reto...llegar a la orilla de la playa sin que ningún bañista resultara accidentado por un mal golpe de kayak o remo y lo conseguimos, no hubo víctimas. Descansamos y emprendimos el viaje de vuelta del tirón, con los brazos algo cansados pero bastante más contentas porque manteníamos el rumbo y pudimos admirar el precioso paisaje que se veía desde el mar después de tantos días viendo maravillas desde la arena. La llegada al muelle fue de nuevo accidentada porque los kayaks llegaban a una zona resbaladiza y había que tener precaución para bajarse y no caer...adivinen quién resbaló y tardó un rato en poner los pies en tierra de nuevo...efectivamente, Mentxu.
Ante la adversidad...una sonrisa
Al final nos reímos mucho y hubo hasta sesión de masajista para aminorar las secuelas del deporte de aventura por parte de la que aún tenía fuerza en los brazos, es decir, Noe. Sufrimos un poco pero ahora cada vez que lo contamos nos paramos de reírnos y lo mejor es que para cuando nos dé por repetir, si es que eso ocurre, ya le tenemos el truco cogido.

4 comentarios:

Grine dijo...

Nada como un buen momento ridículo para recordarlo toda la vida con una sonrisa o carcajada que te animará siempre... Memorable vuestro momento kayak :XXXX

Mentxu dijo...

Pues sí...lo malo es que redacté y programé el post ayer a toda prisa en al curro y esta mañana he comprobado que necesita algunos retoques ortográficos que por lo que se ve, mi conexión ADSL no tiene ganas de realizar.

Dicho esto, estás en lo cierto...esta historia será una de esas batallitas que saldrá a relucir en más de una sobremesa.

Por cierto, alguien me sopló ayer que en El País hicieron la crónica del concierto de Bosé, por si no lo has visto. Está aquí

Besos!

Grine dijo...

Muchas gracias de todas formas por el enlace... ¿Casualidad? ¿Telepatía?

Osvaldo dijo...

Esta bueno poder aprender en internet sobre distintas cosas y sobre todo por los kayak que es algo que me gusta mucho y por eso constantemente trato de ir a lugares para hacer esto. Si tengo la posibilidad de volar con lan argentina me gusta llegar a mis destinos a un gran precio