12 de diciembre de 2010 | |

Serge Gainsbourg

Cuando viajé con Uri a París en septiembre visitamos los cementerios de Montparnasse y Pére Lachaise. En ambos cementerios es obligatorio hacer un recorrido para reencontrarse con clásicos franceses y no franceses que por unas razones y por otras, han decidido que sus restos reposaran en tierra parisina para siempre.

Lo bonito de esta visita es que los cementerios se convierten en museos al aire libre. El turista puede hacerse con un plano y tiene que ir buscando por las diferentes cuarteles dónde está el número de tumba que pertenece a Oscar Wilde, el de Edith Piaf o el de Cortázar. A veces, hasta que coges el ritmo, puede costar un poco, pero puedes encontrar incluso algún operario que te ayude amablemente o que te diga que es una lástima que no haya una visita de escolares a la que seguir para no perderse ninguna.

Pero además de ver aquellas tumbas que uno está dispuesto a visitar, hay otra cosa bonita en esta forma tan diferente de turismo y es la de encontrarse tumbas de personajes a los que tienes especial estima y que ni siquiera sabías que estaban allí. A mí me ocurrió con la magnífica y solemne tumba de Susan Sontag. Iba paseando por el cementerio y de repente encontré su nombre a mis pies.

Ir en companía de alguien que tiene más de cultura francesa que yo también hizo que descubriera a gente de la que no había escuchado hablar y cuya tumba estaba especialmente animada con flores, dedicatorias y cajetillas de gitanes. Eso me ocurrió con Serge Gainsbourg, Uriel me dijo que era un cantante muy famoso y yo me limité a hacerle una foto a la tumba y a quedarme con la impresión de que debía rellenar esa laguna cuando volviera a Madrid, pero sinceramente, ni siquiera asimilé bien el nombre.

Pero bueno, uno vuelve a Madrid, guarda las fotos en un CD y se acuerda de los croissants más que de los cantantes muertos y no fue hasta finales del mes de noviembre cuando en una cena de mis antiguos compañeros de biblioteca, dos de ellos comenzaron a hablar sobre si habían visto la película biopic del un tal Gainsbourg. Yo ni recordaba el nombre, pero me metí en la conversación y me quedé con la curiosidad de nuevo de saber si era el tipo del que me había hablado Uri en el cementerio de Montparnasse.

Efectivamente, al día siguiente rescaté el CD y allí estaba, el mismo Gainsbourg, así que lo primero fue visitar el enlace en la wikipedia para enterarme de que, entre otras muchas cosas, mantuvo un romance con Brigitte Bardot y estuvo casado con Jane Birkin, ver sus fotos, sus videos en youtube, escuchar algunas canciones y por supuesto, hacerme con la película biográfica para saciar mi curiosidad.

La película se llama Gainsbourg: vida de un héroe y me ha gustado bastante, sobre todo porque además de contar la trayectoria del cantante desde un punto externo, también incluye elementos imaginarios que le dan un toque diferente al biopic. Recomendada queda para quien crea que pueda interesarle.

Si queréis saber más de los cementerios parisinos, visitad este post.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo al señor no lo conocía pero la canción "Je t'aime... moi non plus" sí. Un clasicazo... (pa que luego digas que no escribo nada en tu blog)Ismael

Mentxu dijo...

Ayss...cómo me gusta que mis deseos sean órdenes ;))

Muchos besos y muchas gracias salao!