Ya se va acercando ese día de mayo que será día de partida a la aventurilla. Poco a poco nos hemos ido haciendo con la equipación gracias a que hemos podido tomar prestado de aquí de allá (por cierto, gracias a todos porque no sé si todavía queda alguien a mi alrededor que no me haya dejado algo) y al Decartón, que para algunas cosas, aunque sinceramente no todas, no tiene competencia.
Así pues, estamos en fase de entrenamiento y de concienciación de lo que parece que va a ser el camino: madrugones, dormir con tropecientas personas en literas (si es que no tenemos problemas de masificación peregrina) y las caminatas en torno a los 25 km. diarios con los utensilios básicos colgados a la espalda.
Parece un plan poco apetecible, pero les puedo asegurar que las tres que nos aventuramos, tenemos muchísimas ganas, que es lo fundamental y estos días andamos mirando foros, pidiendo opiniones, repartiendo peso entre las mochilas y por último, el otro día nos acercamos a la Asociación de Amigos del Camino de Madridpara hacernos con la credencial.
Ahora mismo está en blanco, pero al final del camino estará repleta de sellos que nos habrán puesto en aquellos sitios por los que habremos pasado a fin de que podamos demostrar que hemos hecho andando al menos los últimos 100 km. del recorrido y que se nos reconozca como peregrinas a la llegada a Santiago.
Por ahora no nos imaginamos todo lo que está por suceder, sabemos que el tramo del camino francés que vamos a recorrer es un negocio económicamente muy rentable, pero aún así, seguro que encontramos tranquilidad, naturaleza, gente de todo tipo y dificultades. Por otra parte no he encontrado todavía (y creo que he leído todos los foros habidos y por haber) una mala opinión de nadie que haya hecho el camino sobre la experiencia y a duras penas cuesta averiguar si hay alguien que no lo ha acabado.
Así que, como se dice entre peregrinos para dar ánimos: ¡ULTREIA!
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