17 de marzo de 2010 | |

Síntomas primaverales

Empieza a asomar el buen tiempo. Ya tocaba, porque el largo y frío invierno empezaba a tener pinta de nunca acabar. Ahora llegarán las alergias y demás molestias primaverales, pero al menos yo estoy encantada de salir de casa a plena luz del día para ir a trabajar, una de esas cosas sencillas que a uno le dan la vida.

Como Uri está en las Américas en uno de esos viajes que a uno siempre le apetecería hacer pero para el que no siempre se dan las circunstancias, le sustituyo y hago doblete por las tardes en la recepción de una escuela de música. Yo, que soy analfabeta musical por completo, paso las tardes escuchando de fondo los violines, los pianos, el canto...pensando en lo gratificante y ameno que debe ser saber tocar un instrumento. Ya saben, la típica sensación del que no está dotado para un arte y aún así admira al que posee esa habilidad, aunque no se dedique profesionalmente a ello, aunque sólo le sirva para entretenerse...vamos, tiene que ser una delicia.

Con un escenario tan idílico como el buen tiempo y la música de fondo he de comenzar a hacer lo que tengo pendiente: andar. En mayo me espera un tramo del Camino de Santiago entre Ponferrada y Santiago de Compostela, siete jornadas de larga andadura por tierras leonesas y gallegas, así que mis pies ya pueden ir acostumbrándose al kilometraje.

Mi modelo de bota, aunque es de otro color

Por el momento he dado el primer paso lógico: comprarme unas botas que no tenía y el siguiente paso es no cometer el error de estrenarlas en el camino, aunque aún así, temo que saldrá a relucir mi faceta de pupas. Sé que la experiencia va a ser dura, lo dice todo el mundo, así que intentaré estar mentalmente preparada para el sufrimiento y trabajaré sobre mi lado más quejica para que sea llevadero.

A pesar de todo, me apetece mucho hacerlo, creo que tiene que ser una experiencia única en la vida independientemente de la motivación con la que se haga y además casi nadie se retira, así que aunque sea sólo por orgullo, tendremos que hacer lo imposible, porque si no, no habrá llegada triunfal a la Plaza del Obradoiro y sin eso, no habrá post.

2 comentarios:

Grine dijo...

Pues me han dicho que el camino engancha y lo he visto muy de cerca... Mi madre lleva nosecuántos años seguidos de caminanta, tenga usted cuidado.

Mentxu dijo...

jeje...bueno, a ver si ahora me voy a convertir en peregrina vocacional. Yo, con terminar y no sufrir más de lo aconsejable, me conformo.
Besos!