Mañana acaba esta corta época de exámenes. Ya voy guardando las expectativas y la mala sensación que me dejó uno de ellos, esperemos que mañana no se repita la experiencia. Cierro unos libros y abro otros, los que me esperan en el cabecero, la poesía surrealista de Desnos y una novela de esas que enganchan en la primera media hora. Ya es hora de pasarles las páginas.
A partir de mañana, se cierra el semestre escolar. Llega el carnaval y las fiestas de cumpleaños a las que hay que acudir disfrazado de no se sabe qué hasta última hora...o bueno sí, creo que ya tengo una idea...qué difícil es echarle imaginación y reírse del resultado sea cual sea...qué difícil quitarse este sentido del ridículo que creo que es el culpable de que no me haya disfrazado en unos cuantos años.
En fin, se acaba el tema estudiantil hasta junio, hasta entonces ya veremos qué trenes nos pasan por encima, qué hipotecas, qué entregas y qué desvelos...Por ahora las metemos todas en el cajón de la espera, ése que está justo encima del cajón de las mejores ocasiones, ése que siempre rebosa de cosas por hacer, de cosas por decir, de algunas también que suenan a triste como las palabras Washington o Nueva York, como la última canción que escuché en la radio y me hizo subir el volumen.
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