Este domingo me acerqué de nuevo a la Feria del libro y de nuevo, caí en la cuenta de que me había olvidado de lo larguísima que es. Después de acudir casi todos los años en los que fui universitaria, hacía ya al menos un par de años que no acudía a marearme con los cienmil títulos que pueblan las casetas, así que este año, tocó visita para refrescar la memoria.
La feria tiene un ambientillo único y mola eso de ir viendo quién está firmando, quién tiene cola en las casetas o por el contrario, qué autores miran las musarañas mientras esperan que algún lector le dé por hojear su libro y llevárselo firmado. El de la megafonía no para de repetir que Paquito Pérez está en la caseta 54 firmando su obra "Cómo cazar moscas en septiembre" y a mí me dá por pensar que si algo me resulta imposible tras unos minutos de paseo es que aún existan títulos que no se hayan inventado.
En la feria hay libros de todo tipo y el que no compra es porque no quiere, porque allí están todos los temas, las ediciones, los formatos y los autores que quieras y lo peor es que hay libros que se repiten hasta la saciedad, unos años les toca a unos y otros a otros pero lo que está claro es que en el 80% de las casetas de este año te encontrabas el fenómeno Millenium de Stieg Larsson, literatura best seller pero con calidad, eso es lo que dicen y yo que trabajo en una biblioteca y todos los días me preguntan por el libro, me lo creo.
Pues eso, me lo creo hasta el punto de haber esperado pacientemente tres meses a que me tocara la reserva del libro con la idea de que sea mi lectura de verano y también he hecho lo que no había hecho nunca, reservar la segunda parte para poder leérmelo seguidamente. Cuando me los acabe ya les contaré si estoy deseando leer la tercera y última. Por ahora intentaré no ver la película para no destriparme mucho el placer de la lectura en la hamaca.
Lo dicho, en la feria no compra quien no quiere y eso hice yo, no comprar. Antaño no podía irme de la feria sin darme un capricho y sin embargo ahora que vivo rodeada de libros por todas partes y varias horas al día, abogo por no comprar nada que pueda conseguir en la biblioteca, con lo cual, ya no sé si estoy inclinándome por un claro apoyo al mundo bibliotecario o haciendole un flaco favor al ya tocado (que no hundido) sector de la edición.
1 comentarios:
"Cómo cazar moscas en Septiembre". Joder, yo estuve también y no lo encontré. Lástima, lo hubiera comprado seguro. Junto a la biografía no autorizada de Kim Jong Il y junto a los cronopios de Cortázar.
Salutem
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