22 de agosto de 2010 | | 0 comentarios

Alicante

Mi cumpleaños dejó para más adelante uno de esos regalos que una vez recibidos, uno está impaciente por que lleguen. Uri me había regalado las entradas para ir al concierto de Sabina en Alicante el día 14 de agosto, así que aprovechando que yo estaba por allí, cogió un vuelo y vino a pasar el fin de semana.

Las entradas del concierto también incluían el alojamiento en el Meliá Alicante, un megahotel entre el puerto y la Playa del Postiguet al más puro estilo turismo de Levante, con sus recepciones brillantes, sus tarjetas para todo, innumerables habitaciones, salones, ascensores y restaurantes, en definitiva, un mundo para bolsillos de americana y bolsos Gucci.

Al mediodía nos acercamos a comer a una taberna recomendada por la guía de 11870, a la que siempre acudo cuando voy a un sitio que no conozco y que una vez más, ha resultado ser 100% acertada y útil. Se trataba de la Taberna del Gourmet (Carrer Fernando, nº 10), un sitio que te recibe con un enorme cartel en el que indica que es Premio Nacional a la mejor barra del año 2009. La entrada es una barra de bastante amplitud en la que se puede tomar algo y al fondo, el local se divide en dos plantas con mesas a modo de restaurante.

La decoración frente a la barra estaba hecha con cristaleras decoradas con productos tradicionales y grandes pizarras en las que se podían leer los platos y sugerencias, así como los innumerables tipos de vinos. Dentro de la barra, había un espacio en el que el cliente puede ver la elaboración de las tapas y raciones frías. La carta era extensa, así que por elegir algo, probamos la ensaladilla de la taberna, los huevos rotos con patatas y el rulo de cabra con hierbas y miel de níspero. De postre, el helado de vainilla con toffee. Todo buenísimo. Como apunte curioso, uno de los camareros que nos atendía, nos comentó que en ese momento, al fondo del restaurante, estaba comiendo Benicio del Toro, que estaba esos días rodando una película en Alicante, así que antes de irnos pude hacer un barrido visual por la sala y le ví en la última esquina del local, casi de espaldas. Sinceramente, esperaba encontrarme al Ché y más bien me encontré a un tipo con camiseta negra y gafipasta, en fin, no deja de ser curioso ese tipo de casualidades, uno no siempre se topa en un bar con un galán con Hollywood.

Encantá de la vida

Por la tarde estuvimos en la Playa del Postiguet, playa urbana con hamacas y arena finísima donde el sol no acompañó demasiado pero sí lo suficiente como para darnos un buen baño. Después de eso, tocaba prepararse para ir al concierto.

De camino a la Plaza de toros de Alicante, teníamos otro sitio apuntado donde hacer un alto en el camino para picar algo antes de entrar. Se trata de El Foc (Carrer Tomás López Torregrosa, nº 13), otra taberna un poco más modesta que la que habíamos visitado al mediodía, pero con mucha solera. Como eran poco más de las ocho, conseguimos una mesa, pero cuando nos fuimos una hora después, el sitio ya estaba completo, así que debe ser uno de esos sitios muy conocidos entre los alicantinos. La taberna encalada con estilo rústico también ofrecía ensaladas, tostas y sobre todo, una amplia variedad de vinos, así que elegimos un par de tostas, una de focaccia de roast beef de caballo con ceboll, otra de solomillo y un hojaldre de queso de cabra con mermelada de tomate.

La entrada a la Plaza de toros no tiene nada que ver con las colas monumentales de Las Ventas, una entrada mucho más tranquila puesto que la plaza es más pequeña. Convencí a Uri para ver el concierto sentados en vez de estar de pie en el coso, así que cogimos un buen sitio casi frente al escenario.


Puntualísimo, a las 10 en punto comenzaron los acordes. Sabina saltó al escenario con un “Buenas noches Alicante” y cantando Tiramisú de limón, a partir de ahí seguiría Viudita de Cliquot y después, una sucesión de clásicos como Medias negras, Pacto entre caballeros, Aves de paso, Llueve sobre mojado, Peces de ciudad (una de mis favoritas), Y sin embargo, Por el bulevar de los sueños rotos, Contigo…Sabina hace un buen repaso a su carrera y sabe hacer pausas para que su voz, ya bastante cascada aunque inconfundible, aguante las dos horas cuarenta minutos que dura el espectáculo. Su acompañamiento toma las riendas del espectáculo en varias ocasiones, su fiel guitarrista Pancho Varona canta Conductores Suicidas, Antonio García de Diego canta la genial Amor se llama el juego y su nueva corista Marita Barros se arranca con Como un dolor de muelas y escenifica con Sabina muchas canciones de forma bastante digna. Por cierto, que a esta chica, que parece que ha salido de la nada, la recuerdo perfectamente de aquel concurso que emulaba a la primera edición de OT que se hizo en Telecinco y que se llamaba Popstars. Otra curiosidad más.

Feliz, Feliz

Eché de menos un poco más de movimiento en la plaza de toros, cierto es que las canciones de Sabina son en su mayoría nostálgicas, pero hay unas cuantas en las que el público podía haberse arrancado más. No obstante, Sabina jugaba con su fina ironía y acertaba en los comentarios, los adaptaba a Alicante (incluso cantó la primera estrofa de Contigo en valenciano) y no paraba de dedicar canciones e incluso el concierto entero a sus amistades. Con dos bises el concierto llegó a su fin con La del pirata cojo y con Pastillas para no soñar.

A la mañana siguiente no nos perdimos el desayuno buffet del hotel. Para los que no frecuentamos esas categorías hoteleras, las mesas repletas de cualquier cosa que te pueda apetecer al levantarte nos sigue pareciendo un espectáculo en sí mismo, y así acabó el maravilloso fin de semana, desayunando junto a la cristalera que daba a la Playa del Postiguet, con unas estupendas vistas, huevos fritos con bacon y unas tortitas con chocolate de pecado mortal un domingo por la mañana.

Las vistas de la ventana y de la mesa. Difícil elegir cuál era mejor.

P.D. Gracias infinitas Uri.

4 de agosto de 2010 | | 0 comentarios

El veraneo

Me quedan 48 horas para decir: Me largo, ahí os quedáis. Aunque no hace tanto que tuve vacaciones, recordemos que eso fue a principios de mayo y las dediqué a hacer 185 kilómetros del Camino de Santiago, así que de descanso, nada de nada.
Así pues, queda la tanda anual de vacaciones en Levante con la familia. No es que sea mi destino vacacional favorito porque me encantan las playas desérticas como a todo hijo de vecino y ésta precisamente no lo es, pero significa estar con mi familia, en mi segunda casa, en la playa a la que llevo yendo los últimos veinte veranos, que se dice pronto, por lo cual, es un lugar al que siempre me apetece ir y como tal, me voy con ganas de desconectar, de descansar y de coger aire para el largo y crudo invierno.
Me llevo el portátil para ver si consigo encontrar wifi y estar mínimamente conectada, me llevo unos cuantos libros para pasar el rato y sobre todo, me llevo mucha paciencia, porque durante unos días ejerceré de tía con dos fieras...Creo que los libros de la universidad se quedan aquí, este año la convocatoria de septiembre me parece que queda anulada...creo que me he ganado un verano sin tocar un libro y que ya remontaré el año que viene.
Entre medias, Uri se viene de visita y disfrutaremos del regalo que me hizo por mi cumpleaños: concierto de Joaquín Sabina y noche en un hotel de ensueño...Dolce vita, ni más ni menos.
Lo dicho, nos vemos a la vuelta, al menos con otro color más saludable.

1 de agosto de 2010 | | 3 comentarios

La pulserita

Después de unos meses cantando vivas por la recuperación milagrosa propiciada por un botánico curandero sobre mi dermatitis nerviosa, acaba de llegar a mi vida la pulsera Power Balance, otra de esas cosas que te hacen pensar si hay cosas con propiedades realmente demostrables o no son más que un placebo.

Ha sido un regalo, así que como tal, ahora luzco en la muñeca derecha una pulsera amarilla de silicona que lleva incrustrada dos hologramas. En el paquete únicamente me indica que aumentan el equilibrio y la fuerza y que para ello, puedo hacer un par de pruebas. Nada más, no me dicen nada de cuál es el secreto para que las pegatinas me vayan a ayudar a alcanzar todo eso, así que me dirijo a la web y a diferentes páginas en las que me encuentro de todo: por un lado, constataciones de que son maravillosas y por otro, declaraciones de la engañifa en la que acabo de entrar.


El colegio de médicos, la OCU y demás organizaciones de las que en principio tendría que fiarme, me dicen que esto es puro márketing, las revistas deportivas y la marca, sin embargo, te explican que los hologramas tienen elementos electromagnéticos de la naturaleza que afectan al cuerpo y procuran los efectos antes mencionados: fuerza, elasticidad, equilibrio...y que se basan en principios utilizados desde hace mucho tiempo por la sabiduría oriental. En definitiva ¿producto de laboratorio o esoterismo?


Como ando bastante parca en conocimientos de ciencia, mi pregunta es ¿cómo es posible meter elementos electromagnéticos de la naturaleza en una pegatina plateada? pero obviamente, no llego a entenderlo, así que al final, como no me cuesta nada llevar la pulserita, eso haré...no vaya a ser que por mi escepticismo me quede sin semejantes beneficios.