18 de enero de 2010 | |

La valentía de la temeridad

Cuánto cuesta tomar a veces algunas decisiones. Hay ocasiones en las que uno se pierde entre tanta indecisión, entre tanto miedo a tomar un camino equivocado, entre tanto tiempo intentando dar un salto hipotético para adivinar qué es lo que será de nosotros si tomamos una u otra decisión.

Lo pensaba ayer cuando tenía frente a mí a dos personas que han decidido casarse sin haber llegado a cumplir el primer aniversario de su relación. Los veía y recapacitaba sobre lo que me contaban: la vida son fases, hay que tomar las cosas como vienen, estamos viviendo las cosas con la espontaneidad que queremos.

Porque una cosa es decidir sobre uno mismo y tomar decisiones sobre tu propia vida que pueden o no salirte bien y otra muy distinta es decidir compartir la vida con alguien. Es más, una cosa es compartir a ver cómo sale y otra, firmar un papel de por vida. Al margen de sentimientos, arrebatos y pasiones, que nadie discute, creo que en menor o mayor medida, todos llegamos a ese tipo de encrucijadas con pies de plomo. Lo hacemos, no porque no estemos enamoradísimos o nos estemos anticipando a lo peor como pesimistas patológicos, sino porque hemos visto cómo algunos han fracasado en el intento y eso, quieras que no, te pone en alerta. Ante eso, solemos encomendarnos al tiempo como único indicador de que las cosas se afianzan y fluyen.

Ayer veía a dos personas que se han olvidado de todas esas cosas con una facilidad asombrosa y están dando un paso importantísimo a la vez que les oyes decir que tener una relación larga no te asegura que todo vaya a salir bien como argumento irrebatible. Hay que darles la razón, aunque también habría que puntualizar, que una relación muy corta, tampoco te asegura nada. No sé a estas alturas sin son maduros o inmaduros, si son temerarios o por el contrario, muy valientes...el caso es que ahí están, olvidándose de los miedos, tomando la vida como viene, con lo difícil que a veces resulta hacer eso.

3 comentarios:

GeekTeca dijo...

Peor es cuando una pareja de amigos después de casi 20 años juntos se separan... Pero así es la vida, unos van otros vienen...

Realista dijo...

Valentía y temeridad suelen ser dos palabras que acaban mezclando mal. No digo que les vaya a ir mal, pero que dan un paso tan importante sin conocerse lo suficiente es evidente.

En fin, el tiempo dará y quitará razones.

Mentxu dijo...

Pues ambos tenéis razón...la vida es impredecible...Lo que está claro es que hay algunos que no temen a lo que bien cuenta Geekteca, a que te pasen 20 años por encima...También puede ser que tal y como vaticina Realista, a estos no le pasen más que unos meses...