19 de abril de 2011 | | 0 comentarios

Semana Santa 0 - Puente de mayo 1

Este año el resultado está así: Semana Santa 0 - Puente de mayo 1. No nos va la penitencia, pero sí las torrijas y la comida de Viernes Santo, que en mi casa es como si no fueras a comer más en tu vida pero sin carne. Es lo que tiene la Cuaresma, que menos filetes, la tradición permite que te pongas hasta arriba de todo, así que menudo esfuerzo para los que nos rendimos a la gula sin miramientos a la primera de cambio.

Además, no sé cómo lo hemos hecho, pero tenemos la agenda a tope y una intensa vida social de la leche y no precisamente dedicada a los actos religiosos, eso es que además de la penitencia, tampoco nos va el recogimiento, así que ya estamos por el mal camino.

El puente de mayo nos vamos a Pamplona, que también se dice Pampelune en francés que es una palabra que me hace mucha gracia sin saber muy bien porqué, es un regalito para Uri por los 31 que le cayeron el mes pasado para que siga completando el mapa turístico de España.

La verdad es que no sé muy bien qué vamos a hacer todavía allí, la ciudad debe ser pequeña, los monumentos unos poquitos y tenemos bastante tiempo, así que todo indica que si nada lo remedia, pasaremos mucho tiempo en bares bebiendo caldos navarros y probando sus pintxos por la zona vieja. Yo por si acaso, me llevo aprendidos dónde se comen los mejores pintxos y que no se me olvide tomarme un patxarancito de sobremesa.

Qué esfuerzo tan grande - Pienso al mirar la foto. Ya les digo yo que no sé si vamos a ser capaces...

7 de abril de 2011 | | 0 comentarios

Slow life

El otro día leía en un artículo un decálogo de diez puntos para no cerrar un blog. Entre otras cosas, un punto básico era la actualización. A veces, uno abre un blog con la sana intención de contar muchas cosas, pero no siempre se tienen muchas cosas que contar, y desde luego, éstas no siempre son interesantes. El caso es que como este blog no tiene un objetivo que le obligue a estar actualizado, ni pretende tener una legión de seguidores que a su vez estén interconectados por facebook y twitter, he decidido conmigo misma que a pesar de la tentación de no sentir nunca más el remordimiento de tener una cosa medio abandonada, este blog no cerrará por el momento. Quizás no hacía falta una explicación, pero era una buena excusa para contar algo.

La realidad es que para tener algo que decir, hace falta tiempo. Tiempo para leer, para contrastar y para desarrollar una opinión. El tiempo es una de esas palabras que más repito en estos días: tengo la sensación de no tener el tiempo suficiente para hacer todas las cosas que querría y eso, en ocasiones, me resulta tremendamente frustrante, ya saben todo aquello de: si tuviera tiempo leería, si tuviera tiempo escribiría, si tuviera tiempo...ay! si tuviera tiempo...y uno ya no sabe si lo malgasta o es que aspira a hacer demasiadas cosas.

Desde el principio de los tiempos no quise echarle la culpa al típico "ahora que me he independizado no tengo tiempo para nada, tengo que hacer muchas más cosas en casa que antes no hacía...", siempre creí en la máxima de que si te organizas, hay tiempo para todo, pero ahora estoy dándole vueltas a que la clave es no ser demasiado ambicioso, no querer abarcar tantas cosas, hacer menos en más tiempo.


La verdad es que no sé de qué voy a poder prescindir o qué es lo que hay que hacer, pero lo que tengo claro es que yo lo que quiero es pertenecer al movimiento slow.